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Esta mañana mi amigo Charlie hablaba de que algunas cadenas de TV se están convirtiendo en el Discovery Channel. Han implantando en sus parrillas programas de cocina, de jefes infiltrados, de magos…
Y comentaba que estaban tardando en añadir uno de subastas de trasteros.

¿Os imagináis lo que se encontrarían en España??
Para empezar, y sin duda, una bici BH. Un Casio VL-1 (que también debieron regalar también a los del grupo Trio, y con el que hicieron su famoso “da da da”). Y un saco de dormir, con su fiel cantimplora al lado, cual Sancho.
Eran los típicos regalos de la Primera Comunión. Y que como todo lo que se hacía entonces, son indestructibles (al igual que Jordi Hurtado, que es inmortal). Por lo que siguen formando parte de nuestras vidas.

En unos años, los trasteros de España estarán vacíos por aquello de la obsolescencia de los productos de hoy en día. Como mucho nos quedará el único artículo que permanece en nuestras vidas desde antes de que naciese el mismísimo Jordi, la botella de Coca-Cola de 2 litros. Que tendremos, por supuesto, llena de agua.

También es seguro que encontremos una bici estática y unas mancuernas. Porque todos nos quisimos poner en forma en casa, en algún momento de nuestras vidas, y nos equipamos más que Jane Fonda a finales de los 80.
Para luego ¿qué? ¿Usar la bici de perchero y las mancuernas de pisapapeles nivel “de Bilbao?
A esto le podremos añadir un cortador automático de patatas, una yogurtera –que se irá sustituyendo según pasen los años por la máquina para hacer “muffins”–, y otros tantos utensilios de cocina que en su momento nos parecieron imprescindibles. Porque ¿quién no vio fundamental poder cortar un zapato con los cuchillos del Chef Tony?

Una carabina Gamo con su correspondiente cazabalines, en su día verde, marrón óxido hoy. Un Tragabolas. Un juego de raquetas de madera Wilson, probablemente modelo Billie Jean King. Anda, ¡¡otra bici!! Un balón MIKASA (desinflado). Unas palas de ping-pong y su red (la mesa, la mesa era lo realmente importante). La caja de ese destornillador multiusos que nunca hemos usado pero del que sólo quedan las distintas puntas. Ese cassette alargado que a veces venía acompañado de un micro, y que alimentó las mentes inquietas de muchos periodistas e investigadores de hoy en día… Y así tantas y tantas cosas, entre las cuales, cada uno tendremos nuestras preferidas, porque la afición a guardar unas u otras cosas es como la genética, se hereda.

Así que, si algún día alguna TV se decide a hacer este tipo de programas, que no esperen encontrar la moto que usó Steve MacQueen en “La Gran Evasión”, sino que tendrán que conformarse con, tal vez esa MiniMarcelino con la que un día fuimos los más molones de la urbanización. O como mucho el Sancheski naranja y los patines (guardados en una funda escocesa, por supuesto).

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Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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