MIDNIGHT IN PARIS

MIDNIGHT IN PARIS

MIDNIGHT IN PARIS

Leí ayer un artículo de Javier Aznar titulado “El Madrid nunca volverá a cumplir los 26“. En él mencionaba a Owen Wilson, Gertrude Stein y Ernest Hemingway, por lo que inmediatamente me acordé de Midnight in Paris. Y claro, no me quedó más remedio que verla.
Otra vez…

Para que os hagáis una idea de  lo que me gusta, es de esas películas que había visto en cine y me había comprado en DVD. Pero como esto me había parecido poco, la volví a comprar en Bluray.
Y que por supuesto veo de vez en cuando. Sin cansarme de ella.

Así que mientras la veía, he empezado a pensar el porqué de esa fuerte atracción.
¿Sería por las continuas referencias hacia artistas a los que admiro?.
¿Sería porque como bien dice su título, está ambientada en París, y me encanta esa ciudad?.
¿Tal vez me tuviera absorto la enigmática presencia de Marion Cotillard? (esto podría ser, pero había algo más, sin duda).

Y por fin, al rato, lo descubrí. El protagonista sufre, según nos hace saber su amigo pedante, “El complejo de la Edad de Oro”. Por el cual cualquier periodo de tiempo distinto al que vive, le parece siempre mejor que el actual.
¡¡Exactamente lo mismo que me pasa a mí!!

Bueno, esto no es exacto. Porque como bien un día expliqué a mi amiga Elisa, realmente no es que tenga añoranza de otra época, sino que simplemente lo que me gusta es traer usos del pasado a los tiempos de hoy en día.

Y es la misma película la que me ayuda a refrendar esta idea, dado que ellos mismos acaban dándose cuenta que nunca se está a gusto en el tiempo en que se vive. Dado que es la concepción idealizada de ese pasado lo que en verdad perseguimos y nos gusta, más que la época en sí. Es la pátina que tienen las cosas antiguas lo que realmente nos embelesa y atrae.

De hecho, en una época en la que las librerías cierran de forma inexorable, se puede ver en la película una imagen de Shakespeare and Company. Abierta y repleta de gente, gracias, justamente, a ese encanto perpetuo de pasado que emana.

Tendré que empezar a pensar en irme un día de estos a París a pasear por sus calles, cuando la medianoche anuncie su llegada en los relojes, a ver qué sucede. Aunque el problema es que no tengo nada claro a qué época me gustaría ir.
Los locos años 20 que elige Gil Pender, no están mal, y más viendo los personajes que lo conformaban, y que por allí aparecen.
Pero tampoco me importaría retroceder a los años que elige la bella Adriana, y así poder conocer a Degas, Monet o Renoir, y vivir el comienzo del Impresionismo.

Pero bueno, dejemos de soñar, porque a no ser que un día llame Jaime Blanch a mi puerta para decirme que he aprobado las oposiciones para obtener plaza en El Ministerio del Tiempo, nada.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

P.D.: Patricia, del capítulo de esta semana, he rescatado esta frase: “El rock es el invento más grande la humanidad, junto con la cerveza y las patatas bravas”.
No es tan lírica como otras que se han dicho, pero es que yo soy así, más prosaico.

*transcripción (casi) exacta de este texto. Cosas del señor SEO

Midnight-1

Midnight-2

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