NO SABRÍA VIVIR UNA CHARADA

NO SABRÍA VIVIR UNA CHARADA

NO SABRÍA VIVIR UNA CHARADA

Creo que no es nuevo que os diga que me gusta ser como soy.
Y por ello, a veces escucho cosas como “Tienes que ser más malo“,  “Deberías ser más pícaro” o  “Pero no seas tonto, que eso ya no lo hace nadie excepto tú“.

Los que me lo dicen, realmente no saben que yo no quiero ser ni más malo, ni más pícaro, ni dejar de hacer las cosas a pesar de ser el único que las hace. Estoy seguro que mis éxitos o mis fracasos no se van a producir cambiando mi forma de ser –sí corrigiendo errores, pero no dejando de ser como soy–.
Tampoco pretendo que estos lo entiendan. Porque al igual que yo soy de una manera determinada, ellos lo serán de la suya, y nunca pensarían que mi forma de vivir es la correcta.
Así que, como diría mi madre (Hola, mamá), “Democracia y Libertad

¿Y por qué salgo ahora con estas?
Pues porque hace un rato me he quedado sin leer unas más que probables bonitas palabras dirigidas hacía mí, por actuar precisamente como no suelo hacerlo (ha sido en un entorno de colegueo, no os creáis que he cometido los 7 pecados capitales del tirón).
Una pena… Espero volver a hacer méritos en otro momento para que me las digan; si no las mismas, parecidas.

Y es que justamente por no ser yo así, no sé actuar de dicha forma.
Me faltan los mimbres, me falta la manera de ser adecuada (entendiendo “adecuada” como adaptada a las necesidades requeridas en un determinado momento).
No sé interpretar un papel para el cual mi ADN no está preparado. La “fuerza” es intensa en mí –como buen fan de Star Wars que soy– y no sé salirme del camino para el cual estoy destinado. Si fuese actor sólo sabría interpretar un papel, el mío.

Lo más que podría sería enmascarar una actitud, cambiar temporalmente de semblante, vivir una charada. Pero a largo plazo (tomando largo como un periodo de tiempo probablemente corto en mi caso), volvería ser yo mismo, con mis pros y mis contras.
Porque por supuesto hay contras, no os penséis que conmigo se produjo el Santo Advenimiento. Y quién me conoce sabe de esas contras.
Pero ¿qué sería de un camino si siempre fuese cuesta abajo? Acabaría cansando, ya os lo digo yo. Así que de vez en cuando, a la personalidad de cada uno, hay que incluirle algún que otro repecho para hacer la convivencia más interesante, divertida, e instructiva. Porque es salvando esos repechos cuando se aprende de verdad.

Soy más de hablar que de permanecer callado.
Aunque últimamente estoy experimentando un cambio, que como dice mi amigo Juan,Igual es porque ya has dicho todo lo que tenías que decir“.
Sigo dando un voto de confianza a todo el mundo a pesar de llevarme de vez en cuando algún que otro desengaño.
Nunca he acabado mal con ninguna de las mujeres que he amado. Mejor dicho, nunca he acabado mal con nadie. Lo cual es una gran ventaja porque no tengo ningún sitio vetado ni tengo ningún sitio al que no me dejen entrar (y si con alguien he tenido mis más y mis menos, no ha habido caña que no haya arreglado las diferencias).

Así que sí, así soy. Y le pese a quien le pese, ¡así seguiré siendo!

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

 

P.D: he tardado en escribir esto exactamente lo que ha durado la reproducción de la 6ª sinfonía de Tchaikovsky, cuyo nombre por la cual es conocida, “Patética”, espero que no tenga nada que ver con mi forma de actuar.

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