A VECES PASAN COSAS

A VECES PASAN COSAS

A VECES PASAN COSAS

Sí, sí. A veces pasan cosas.
No he querido decir, como pudiese parecer, que «Son cosas que pasan«, «Las cosas pasan por algún motivo«, o cualquier frase similar.
Sin querer, una frase mal dicha se convierte en genialidad.

Y es que es verdad, las cosas a veces pasan. Sin más. Y no se puede remediar (ni falta que hace).
Además, es que sin estas cosas que pasan, la vida no sería lo mismo.
Experiencias, de las que llaman vitales, igual no tengo tantas ni tan profundas como pueden tener otras personas; pero de las que no son tan vitales, tengo un montón. Y todas ellas gracias a que a veces pasan cosas.

Cualquier gesto aleatorio, cualquier momento inusual, cualquier lugar insospechado, puede ser la génesis de algo que no se espera. Cualquier día trivial se puede convertir en fragua de hechos significativos.
El más nimio acontecimiento puede tornarse en algo monumental. ¿Cuántos «¿Qué haces hoy?» escritos o recibidos en un Whatsapp desembocan en grandes odiseas dignas de una nueva Iliada?

Nunca sabes desde dónde, cuándo o por qué va a pasar algo.
¿No decimos siempre que los días más divertidos son los que a priori parecen más tediosos?
¿No tenemos claro, tras bastantes años de practicas, que los planes menos «planeados» son los mejores?
Pues simplemente es… ¡¡Porque a veces pasan cosas!!

Y además pasan porque sí, y porque tienen que pasar.
Como acabo de leer en el tablón de mi amigo, y fiel lector, Jorge, «La flor no tiene un porqué. No se preocupa de si la miran o no. Simplemente florece por florecer«.

La vida está para vivirla. Lo demás sería perder el tiempo.

 

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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