NO HACEMOS TODO BIEN
Hoy voy a empezar con una historia que sucedió hace ya algunos años –que es lo bueno que tiene peinar ya algunas canas, tienes historias para todo– en la cabina de mi querido Livingstone.
Por aquella época gozaba yo de éxito y gloria (ojalá). Y cada vez que iba a pinchar, las loas y alabanzas me alegraban las orejas día tras día.
De hecho, alguien me llegó a decir que tenía la llamada «erótica del poder» y que seguro que las mujeres se me rifaban (todavía estoy esperando que la ganadora de aquella rifa venga a recoger su premio. O sea, yo…)
A lo que iba, que me voy por los Cerros de Úbeda.
Estaba pinchando tranquilamente, en la medida en que hago esa función de manera reposada, cuando de repente un chico empezó a gritar:
– Uhhhhhh. Fuera!!
Intenté seguir a lo mío, dado que pensaba que lo estaba haciendo bien, y que no tendría por qué preocuparme. Aún así di un poco más de mí mismo.
Pero a los pocos minutos:
– Eres malísimo!!
Mi cabreo iba aumentando a pasos agigantados con cada improperio, los cuales además ni menguaban, ni arreciaban, si no que cada vez iban a peor. Así que cuando acabó la sesión, no pude por menos que acercarme al chico para averiguar qué había hecho mal.
La verdad es que me acerqué para partirle la cara, pero como «What happens in Vegas, stays in Vegas», diremos que me acerqué a preguntar, y me llevé uno de los consejos más útiles que me han dado en mi vida.
– Te he empezado a abuchear porque seguro que todo el mundo te dice lo bien que lo haces y lo que mola verte pinchar. Pero eso no te va a preparar para cuando algún día las cosas no te vayan tan bien.
Así que es mejor que sepas qué vas a sentir cuando a alguien no le guste lo que haces y tengas que hacer algo para evitar eso. Y que sepas enfrentarte a la crítica, que es de lo más difícil que hay en esta vida.
Por supuesto, acabamos tomando unos chupitos como si fuésemos colegas de toda la vida. Además, como podéis dar fe, guardé ese consejo, y lo tengo muy en cuenta en muchas ocasiones.
¿Y por qué todo esto?
Pues porque nos acaban de eliminar del Mundial de forma, cuanto menos, sonrojante. Y yo, que he sido ligeramente crítico con algunos aspectos de esta Selección, me han «abucheado» por ello.
En verdad os digo que no es que me haya bajado del carro, ni mucho menos. Sino que simplemente cuando España ha jugado de miedo, he sido el primero en alegrarme y presumir del equipo de mi país. Pero al igual que aquel chico ese día, cuando he visto cosas que no me han gustado, también lo he dicho –y antes de esta hecatombe–. Porque creo que no pasa nada por decir también las cosas malas, ni se es menos patriota por hacerlo.
Ojalá en vez de escribir esto hoy, hiciese una crónica el 13 de julio, sobre la nueva victoria de España en el Mundial. Pero tampoco pasa nada por decir que no hemos sido ni la sombra de lo que deberíamos, si ha sido verdad.
¿Por qué no lo hemos sido?
Ni idea. Ni me atrevería a ser yo el que enumerase las causas de ello, que para eso hay analistas deportivos perfectamente capacitados para hacerlo… (cri, cri, cri). Pero sí quiero que por lo menos intentemos pensar que de vez en cuando la autocrítica no es para nada mala.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: estoy pensando de qué selección hacerme de manera temporal durante el resto Mundial. Así que os pido que me dejéis elegir a la nueva cuando estén ya los equipos, por lo menos, en octavos, que no querría llevarme dos decepciones seguidas sin haber pasado ni siquiera de la fase de grupos, ¿Vale?
¿Sugerencias?
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