YA NO TENGO 17 AÑOS

YA NO TENGO 17 AÑOS

YA NO TENGO 17 AÑOS

Te enfundas unos vaqueros rotos con parches escoceses, un polo de Amarras, y te bajas a La Pérgola a buscar a tus amigos, que han salido ya de clases particulares de física.
– ¡Paul! Un pincho de pulpo y una jarra –Tienes 1000 pelas en la cartera y eres capitán general.

Los 40 suenan por los altavoces. – Callad, callad. Están poniendo la canción nueva esa de Chirimoya. Escuchadla, que es buenísima. «¿Un repollo? Sí, son dos pollos».

– Oye, esta tarde, ¿qué hacemos? ¿Nos subimos al Coto? Están allí Patricia, Ana, y estas. Seguro que nos lo pasamos bien. Nos tiramos en el césped de la piscina, nos damos unos baños, y picamos algo en el bar. Total, es martes y aquí no va a haber mucho. Está casi todo el mundo de vacaciones.

– ¿Sí? Pues venga, hecho. ¿Pillamos el tren o nos vamos en los Vespinos? Si vamos con la moto, cuidado con el puente de Puente Duero que es chungo.

 

Tienes 17 años. Todavía te quedan bien las camisetas y el verano está hecho para disfrutarlo sin pensar en nada más que en qué hacer ese día y el siguiente.
No hay móviles. No hay Whatsapp. Si llegas tarde te buscas las vida para encontrar a tus amigos. Aunque se demostró, con el paso de los años, que nadie se quedó tirado. En aquellos tiempos se te agudizaba el ingenio y el sentido de la puntualidad.

Tampoco hay internet.
¿La música? La que suena por la radio o la que te descubren los pinchadiscos de los bares.
Youtube, Spotify y demás plataformas no están todavía ni en la imaginación de nadie. Y aún así descubrías mogollón de grupos de los más diversos tipos.

En TV, si tenías suerte y tenías parabólica, quizá podías ver la MTV. Si no, Tocata y Rockopop era tus manantiales sagrados de conocimiento.
También te podías comprar el Rockdelux  o Popular 1. Si eras un poco más pureta, Ruta 66. Y así te enterabas de lo necesario. Tampoco hacía falta saber más. Siempre me gustó más no conocer la vida entera de mis músicos preferidos, lo que les confería cierto aura de misterio, a saber lo que hacen y dicen cada minuto, lo que les convierte en seres humanos como tú y como yo. Los ídolos no pueden ser de carne y hueso.

La última semana de junio, julio, agosto y la mitad de septiembre.
Eso era el verano.
De esos días, 15 –o incluso 30– los pasabas con tus padres de vacaciones oficiales. El resto, con tus amigos haciendo planes como estos o incluso algunos más simples aún.
La felicidad era plena.

 

A mí, hace una semana me han pautado la pastilla del colesterol, porque no lo bajo ni a tirones.
Me dice el doctor que es, en parte por la alimentación y en parte por el estrés. Así que a régimen severo hasta septiembre, y que me relaje lo máximo posible.
«Ya no tengo 17 años y La Pérgola no existe», le he contestado.


Besos para ellas y un abrazo para los demás.

Se os quiere y lo sabéis.

(Visto 52 veces)

Comparte este post

Comments (2)

  • Palo Reply

    ¡Nostalgia! Qué bien lo has descrito y cómo me representa eso (pese a no haber pisado la Pérgola). Ánimo con esa operación camiseta!

    17/06/2025 at 8:53 am
    • Paty Varela Reply

      Más bien, Operación Colesterol. Lo bueno es que por el camino hago la Operación Camiseta, que tampoco me viene nada mal.
      ¡Muchas gracias, Ídola!

      17/06/2025 at 9:00 am

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MÁS COLUMNAS