CAÑAS, BRAVAS Y ROCK AND ROLL
¿Por qué en las crónicas de tus conciertos no hablas de música?
Entre otras cosas porque así, y sólo así, puedo escribir hoy de lo vivido anoche de manera satisfactoria, a pesar de que la parte musical no fuese lo esperado.
Tener idealizado su concierto de Sevilla de aquel año 92, y haber tenido la suerte de poder ver a Slash en directo dos veces en los últimos años –pudiendo así comprobar que ha mejorado notablemente como guitarrista, y que la banda con la que va son auténticos bestias–, ponía el listón alto. Y me temo que, por desgracia para ellos, su otrora gran cantante ya no está para llegar a esa altura, por más que todos los demás cumplan de sobra con su cometido.
Y que además meta con calzador las canciones del Chinese Democracy, no ayuda nada de nada.
Pero lo de ayer era más que un concierto. Y hasta se pueden pasar por alto estas «pequeñeces».
Porque lo de anoche era la oportunidad de ver de nuevo a 3 de los 5 miembros fundadores de la que para mí ha sido la última gran banda que nos dio la música. Era la oportunidad de revivir lo que sucedió hace 25 años. Era la oportunidad de reencontrarse con viejos amigos. De juntarnos unos 55.000 adolescentes de entre 30 y 50 años, para disfrutar como posesos oyendo las canciones que marcaron nuestra juventud.
Fue oír la intro de bajo y batería de It’s so easy y todo el mundo empezó a botar y cantar (Axl, cantar es la acción de interpretar, con melodía, una letra escrita previamente. Pero importante, con una voz medianamente potente y armoniosa). Y yo a darle a la batería imaginaria y a la guitarra invisible.
Y eso que «sólo» llevaba desde el jueves trasnochando y madrugando, sin apenas dormir. Habiendo tenido un finde de los que podríamos calificar complicados.
Pero aquí tenemos otro de los superpoderes de la música…
… de la música, y del estupendo día que Madrid nos estaba brindando.
¿Qué hay mejor que unas cañas bien tiradas –con su espumita densa– y unas bravas para volver a la vida un domingo?
Ya os lo digo yo. NADA.
Eso de irte con los colegas a crear futuros recuerdos e historias que contar, alrededor de una mesa, es lo que forja amistades más fuertes que si fuesen creadas en el Monte del Destino. Y más aún si el tiempo acompaña y la calle te acoge en su regazo.
Porque sin ser yo el mejor amigo del sol, qué vidilla da cuando luce (y qué me decís de lo bien que sientan las gafas de sol, ¡eh!). La gente tiene alegría en sus caras, y además es contagiosa.
Voy a retomar la idea de organizar saraos por las tardes, así, a lo loco.
La vida es para los audaces!!
Así que si Ian Dury nos contó aquello de Sexo, drogas y rock and roll (desconozco quién es el autor de la expresión, pero me la juego a Gandhi o Churchill), creo que lo de ayer lo podríamos denominar Cañas, bravas y rock and roll.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: si a esto le sumas que pudimos disfrutar de la obra de Luis Pérez en su expo Citizens. ¿Qué más se le puede pedir a un domingo?
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