RELATO CORTO DE UN DOMINGO DÉJÀ VU
Me apetece escribir algo, aunque simplemente sea para contar que una vez más, he tenido un «Domingo déjà vu».
A una gran parte de nosotros nos suele pasar lo mismo.
Salimos hasta tarde el sábado. Nos levantamos como nos levantamos el domingo. Por lo que toda la actividad neuronal del día que seremos capaces de generar será «¿Dónde pido comida hoy?»
¡Importantísimo no realizar otra!
Dicen que Napoleón fue a Waterloo un domingo por la mañana. O que la socorrista que la lío parda, también lo hizo en este fatídico día de la semana (mira que echar ácido clorídrico encima de sulfato de sodio, o de cloro… ¿Sulfato?)
Como mucho echamos una ojeada a nuestras redes sociales para enterarnos de todo aquello que se nos escapó anoche por alguna u otra razón. Y cotillear, de paso, que ha hecho la «jovena» que te mola para ver si todavía tienes una puerta abierta o te han dado con ella en toda la nariz.
También nos puede valer para ver que hemos hecho nosotros mismos, si es que la sangre de Baco ha fluido cual torrente por nuestras venas. Y las lagunas de memoria han pasado de ser las de Ruidera a ser el Lago Baikal.
Lo bueno es que como ya, por fin, ha salido el sol, vosotros que podéis os habéis ido a regenerar cual pila recargable bajo la intensidad de los rayos que van desde el infrarrojo al ultravioleta.
Yo esta parte la evito, no sea que mañana en vez de parecerme a Iniesta en el blanco de la piel, torne más a ser Elmo, el personaje de Sesamo Street.
Y eso no es plato de gusto para mi delicada piel. Os lo puedo asegurar.
Para acabar el día, pues, sólo queda elegir qué peli ver. Aunque ahora en vez de bajo manta lo haremos bajo el aire acondicionado.
Esta elección suele ser fácil. Pues veremos la película que emitan en el canal que esté puesto. Porque los domingos podemos llegar a ser tan vagos, que con tal de no levantarnos del sofá, somos capaces de ver todo el día la misma cadena.
Así que amigos, feliz déjà vu a todos. Y que el próximo domingo, tengamos de nuevo otro. Porque total, esto es lo menos malo que nos puede pasar.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: este post no entrará en la historia de las grandes obras universales, pero bueno, me apetecía escribir. Y mirad, de regalo, esta estupenda LISTA de chanson francesa, obra de mi amiga María (gracias por ella, Pecosa!!)
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