TERROR EN EL HIPERMERCADO
“Son 25’14 €, por favor”
Esto es lo que se oye de fondo mientras tú estás intentando guardar en bolsas, de la manera más rápida posible, y de forma ordenada, tu compra.
Empiezas a sentir terror en el hipermercado
Intentas que los huevos no mueran aplastados por las Coca-Colas. Que los congelados vayan aparte.
Y que el pescado, lo más cerca que pueda estar del resto de la comida, sea a tres capas de bolsas de distancia. Cerrado con un súper nudo de esos que luego cuando llegas a casa, la única manera de abrirlos sea usando una radial.
La agilidad con la que guardas las cosas, es inversamente proporcional a la gente que haya en la cola.
A más gente, menor es esta.
Te bloqueas, te sientes observado por todos y cada una de las personas que esperan a que tú acabes. Y encima, ahí tienes a la cajera lanzándote yogures de plátano y latas de bonito a la velocidad de la luz, sin ningún tipo de compasión.
Además, los fabricantes de bolsas, ¿cómo las hacen para que no se abran cuando las vas a usar?
Al igual que los animales, huelen el miedo.
Si estás solo ante la cajera, la bolsa se abre tranquilamente. Pero ¡ay madre como ya haya dos personas esperando! Aquello se pega más que los percebes a las rocas.
Además el infalible truco de humedecerse las yemas de los dedos, pierde todo su poder… Y tú no ves más que botes de encurtidos rodando y mortadela con aceitunas que son arrojados con violencia por la señorita tan amable otros días, pero que ahora se ha convertido en el lanzador de los NY Yankees.
¿Y quién ha inventado las nuevas cajas esas con separador??
Es una manera sutil de llamarte inútil…
Si ven que no puedes con ello, te mueven el separador para aislarte y un nuevo chorro de productos salen despedidos a tu lado a todo velocidad para el cliente que estaba detrás de ti, y que por supuesto es cum laude en la carrera de Ingeniería de guardamiento de cosas en bolsas de plástico, mientras tú te sigues pegando con el paquete de azúcar, que como no podía ser de otra forma, está roto y garrapiña todo lo que toca…
Y claro, si pagas en efectivo, la vuelta ni la miras.
A ver quien se atreve a parar más aquella cadena de montaje perfecta.
Coges todo lo que te dan: ticket, monedas, billetes… les haces una bola, y al bolsillo del pantalón. Ya lo mirarás en casa, cuando tengas un poco de calma.
En fin, es lo que hay…
Habrá que ir entrenando para la próxima vez.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
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