VIVAN LOS NOVIOS… Y OLÉ!!
«Sería para nosotros un enorme placer que nos acompañaras en el día de nuestra boda»
Muchos sabéis que esta frase la escucho muy a menudo.
Algunos incluso pensaréis que estoy hasta las narices de escucharla.
Pero no es así. Me gustan las bodas. Me gustan mucho.
Sí que es cierto que a algunas voy con más ganas que a otras. Pero desde luego, y no lo digo por ser políticamente correcto, a todas voy encantado.
Este fin de semana tuve una de las primeras (que para no dar nombres diremos que fue la de I de Isabel, y J de Javier… o P de Panu, como queráis). Y ya os digo que fue una de las que me gustan mucho, porque tanto ella como él son amigos. Y lo son de forma independiente, y no porque el uno sea el novio del otro.
Por este motivo, primer punto a favor. Los amigos de ambos, son amigos míos también, lo que hace crecer las posibilidades de diversión y entretenimiento.
Y además, siendo la lista de invitados tan ilustre como fue, siendo todos ellos «pacíficos y sosos», esto se produce de forma exponencial. Tanto incluso que el riesgo de que el día después tu cuerpo sea un auténtico trapo es tan alto, que diremos que las casas de apuestas no dan ni un céntimo porque esto no se produzca –aunque eso sí, el nivel de mal cuerpo es inversamente proporcional al de buen cuerpo el día anterior–.
Segundo punto a favor, también conozco a las familias de ambos.
Y con esto se consigue que te sientas completamente arropado en todo momento, tratado como si fueses parte de dichas familias. Y que de cada gesto o comentario «especial», conozcas el significado y el por qué.
Da gusto que a cada paso, alguien te pregunte por cómo te va, qué tal todo, o si por fin he encontrado ya mis «perlitas».
Y no os digo nada ya, si la madre de la novia te dice que le encanta lo que escribes, y lo bien que se lo pasa leyendo todas las sandeces que se me ocurren escribir… (Mariló, de nuevo, eternamente agradecido por el trato recibido).
Si a todo esto le sumamos que el clima se portó de manera espectacular, teniendo en cuenta que el día antes y el día después, por Valladolid vinos a Noé tomando medidas para no sé qué proyecto de un arca; que el entorno y los preparativos estaban cuidados hasta el último detalle, y salió todo a pedir de boca, la puntuación en el ranking de bodas sube como la espuma.
Además, pudimos disfrutar de un auténtico espectáculo en la plaza, con una presidencia encabezada por una bellísima novia («La joya de la familia»), un novio que formó parte de una terna en la que había mucho arte, y además con mucha sangre nueva –las mujeres y madres de los maestros sufrían como «La Pantoja», aunque estoy seguro que la satisfacción y el orgullo que sienten hicieron mitigar ese miedo (¿Verdad, Blanca? ¿Verdad, Bea?)–. Y un público entregado a cada chicuelina, a cada tafallera, a cada natural… ¡¡Tarde de gloria en Monte San Cristóbal!!
Así que lo dicho, gran día el que vivimos este pasado sábado. Divertido, bonito, emocionante… ¡¡Perfecto!!
Y a los ya marido y mujer, que tengáis una vida en común fantástica y feliz, y como bien nos dijo el Páter, que no se quede en una simple comedia romántica. Hay mucho más allá después del «The end».
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: increíble dress code de todo el mundo. Perfecto, elegante, sin reproches. Además, se pudo comprobar que aunque fuese una boda, si hay que ponerse la ropa de faena, se la pone uno y no se pierde ni una pizca de distinción.
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