YO TAMBIÉN QUISE SER UN ADOLESCENTE AMERICANO DE LOS ’80

YO TAMBIÉN QUISE SER UN ADOLESCENTE AMERICANO DE LOS '80

YO TAMBIÉN QUISE SER UN ADOLESCENTE AMERICANO DE LOS ’80

Aunque para chovinistas los franceses, no me quiero quedar atrás y he de decir que estoy muy satisfecho con haber sido un adolescente español en los ’80. Pero pasaré a relatar porque me moría de envidia en muchos casos.

Voy a enumerar una lista (otra vez las malditas listas) de cosas que siempre me llamaron la atención de los jóvenes americanos.

Tal vez la que más, y puede que al mismo tiempo la más tonta, sea que ellos tenían… ¡¡Taquillas en el colegio!!
¿Quién no ha querido tener taquillas en el suyo? ¿Quién?
Ya fuese para tenerla ordenada al más puro estilo geek, y ser usada como altar de su amada jefa de animadoras a tiempo parcial (el resto del tiempo se convertía en su cárcel, porque allí le encerraría el capitán del equipo de fútbol americano –para ellos sólo fútbol–, que a su vez era el novio de la chica de la que estaba enamorado).
O bien tenerla llena de papeles, Playboys, y mierda variada, como el golfillo simpático. Que al abrírsela el director del High School, se caía como una montaña de basura.

Otra de las cosas que más me gustaban, era que ese mismo golfillo se pasaba el curso dormido en el último pupitre de clase o en el mall persiguiendo chicas que estaban de compras, pero llegaba el verano y aprobaba todas. Que hicieses tú eso aquí… Lo más fácil era que si no habías dado un palo al agua, hasta el agua te diese palos en junio.

¿Y lo que molaba que con 16 años tuviesen carnet de conducir y fuesen al instituto en su Ford Mustang del 65? O en su Chevrolet Corvette del 84, o su Volkswagen Golf descapotable del… del… Bueno, los coches europeos son como el Jerez, no tienen añada.
De hecho, todavía añoro esto, dado que sigo sin carnet de conducir…
Además, así se podían ir con la chica al lago, para llegar a todas las bases que fuese posible y le dejasen. O de acampada a poner unos malvaviscos en la hoguera (que es la versión yanky de quemar con un mechero los jamones, también llamados nubes, que hacemos en España). Mientras comían hamburguesas hechas en la barbacoa y bebían sin control latas de Pepsi (sí, en las pelis, la Pepsi gana a la Coca-Cola) o de aquella aberración ochentera como fue el TaB.

Luego está el tema de la ropa… El Levi’s 501 tan preciado en aquellas épocas, era el pantalón oficial y parecía que lo regalaban. Todos usaban Converse Weapon, Nike Force o Jordan. Obviamente, cualquier adolescente que se preciase, tenía una sudadera de fútbol americano con un número bien grande en el pecho y en la espalda, que combinaba a la perfección con ese chaleco plumas tan molón.

Por supuesto, tenían las últimas novedades tecnológicas. Y no me refiero al Casio 12 melodías, regalo icónico de comunión.
Los mejores equipos estéreos lucían en sus dormitorios. Así como radiocasetes portátiles que eran más grandes que la TV de mi casa. Si había que ir a montar en monopatín llevaban el mítico walkman de Sony (seguro que usaban cintas de cromo en vez de las clásicas TDK-60).
Y claro, esos dormitorios, que eran más grandes que el ruedo de Las Ventas, tenían espacio para albergar una cama king size, un armario que ya quisieran los del anuncio de Heineken, una televisión con mando a distancia, un ordenador y los dos clásicos… Una canasta detrás de la puerta, y un teléfono.

Un teléfono en el dormitorio… ¡¡Qué dispendio!!
(recordad como la pobre chica del anuncio de Chispas se tenía que meter en el escobero para hablar con ese chico de clase que le gustaba).
Lo mejor de todo era la coletilla que se aplicaba aquí en este nuestro país. Que no era otra que «y encima, no les cobran por llamar».
Ahora está visto como normal «no pagar» por el teléfono si tienes ADSL instalada en casa, pero antaño… ¡Ay, amigo!
Y cuidado como fuese conferencia la llamada que ibas a hacer.
Entonces, el cronómetro del 12 melodías te servía para tener controladísima la llamada.

Estas son, a grandes rasgos, y tal vez desde un punto de visto excesivamente materialista, algunas de las cosas por las que también hubiese querido ser un adolescente americano en los 80′. Pero lo fui en España, y orgulloso estoy de ello, porque así aprendí a apreciar más las cosas que tuve antaño y las que tengo ahora –lo que puede ser la moraleja que saque de la historia–.

Por supuesto esta semana veré Admiradora Secreta, Todo en un día, El Club de los Cinco, Can’t buy me love o Risky Bussines. ¡¡Faltaría más!!

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
(o lo que es lo mismo, XXX OOO XXX)

YO TAMBIÉN QUISE SER UN ADOLESCENTE AMERICANO DE LOS ’80 (2ª parte)

YO TAMBIÉN QUISE SER UN ADOLESCENTE AMERICANO DE LOS ’80 (3ª parte)

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Comments (2)

  • Reptilia Reply

    Genial Paty!!

    muaaa!!

    05/04/2013 at 6:38 pm
    • Paty Reply

      Muchísimas gracias, mi querida Reptilia «SweetHeart»!!

      05/04/2013 at 11:14 pm

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