SINTAMOS Y EXISTAMOS

SINTAMOS Y EXISTAMOS

SINTAMOS Y EXISTAMOS

Hace unos días me pedían que justificará, de manera cuantitativa, por qué me gustaba un disco (el disco como tal es lo de menos, la verdad), y toda la explicación que pude dar fue:
«Yo es que no analizo un disco de forma exacta. Lo pongo, y si me gusta lo catalogo de bueno. Y si no, pues no. No le busco más que el que me haga sentir algo.
Los discos en inglés no los entiendo, si no leo la letra, y me hacen sentir bien (o no). La ópera tampoco, y me gusta.
Para mí es una cuestión de sentimiento, no te puedo dar una explicación concreta«.

No supe qué otra cosa decir. Aunque tampoco creo que fuese necesaria más explicación.
Son sentimientos, ni hechos ni actos.

Para mí una canción no es buena porque contenga una serie de armonías, un número de compases determinados o unas letras que harían sombra al mismo Don Miguel (de Cervantes, no Bosé). Para mí, con que me gusten me vale. Insisto, para mí.
Quizá por eso nunca podré ser crítico de nada ni de nadie. No sé cuantificar ni calificar.

No quiero decir que una canción con cualidades supremas tanto en lo musical como en lo literario no sea mejor que otra que no las tenga, sino que muchas veces no hace falta desgranar algo tanto para que te llene y te haga ese click dentro de ti.

Si es que además, los de mi generación llevamos muy dentro «El club de los Poetas Muertos«. Y nos basamos más en la doctrina del profesor Keating que en la del Doctor Evans Pritchard a la hora de entender la poesía (en este caso la música).
No se calcula su grandeza midiendo su perfección y su importancia, sino por lo que te haga sentir, de primeras y sin pensar («Un loco chiflado… Un loco de dientes sudorosos…«)

Love at first sight!!
Esta es una de las mejores sensaciones que le pueden ocurrir a uno en la vida, y más aún en primavera. Dado que la sangre se encuentra en plena ebullición ante la llegada de ese buen tiempo que mostrará la lozanía de los cuerpos –lozanos– de las bellas huríes que nos están esperando.
Que la parte irracional del cerebro sea la que mande de vez en cuando. ¡Por no decir que siempre!
(y os lo dice uno que predica poco con el ejemplo, y se arrepiente de ello)
Que la vida son dos días, ¡Y a ti te encontré en la calle!!
(a ver, parte irracional, no te vengas arriba que se te está empezando a ir la olla)

¿Pero no estábamos hablando de música?
¿Por qué he acabado hablando de cuerpos lozanos y de huríes?

Bueno, pues eso, que disfrutemos de las cosas a bote pronto, sin pensar, dejándonos llevar por los sentimientos y no por el raciocinio.
Volvámonos locos en primavera (verano, otoño e invierno)!!

Besos para ellas y abrazos para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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