AÑO DE MUNDIAL
2014 es año de Mundial.
Y como bien dije en su momento con los años de Olimpiadas, son los años perfectos para no aprobar ni un examen ese curso.
¡¡Pero a qué mente preclara se le ocurrió ponerlo en plenos exámenes!!
No era consciente que los seres humanos –en su gran parte–, y en particular los masculinos, tenemos un extraño gen por el cual ante los eventos deportivos de esta magnitud, nos abstraemos de todo lo que no esté implícito en ellos.
Y por ende, como los exámenes no eran parte de ese todo que es un Mundial, nos importaban más bien poco.
Aun recuerdo esas tarde de junio en las que, estando en la biblioteca, ese amigo que todos tenemos –y que llamaremos Belcebú–, decía:
«Están echando ahora mismo un Ghana-Korea»
Y allá que te levantabas del asiento como si aquel estuviese incandescente, y te abrasase tus nobles posaderas.
La importancia del choque era lo de menos, y ya no te digo quién lo jugase. La cuestión era que te ibas a pasar las siguientes dos horas del día sentado mirando una pantalla de TV, mientras hacías que sabías quienes eran los jugadores que por allí corrían, charlabas, y te tomabas unas cañas y una ración de bravas.
Por supuesto, cuando el partido iba ganando en importancia, esas jornadas deportivas se convertían en premeditadas. Y ya directamente te saltabas la parte en la que disimulabas que ibas a estudiar, y quedabas en el bar a la hora del partido.
He de decir que esto lo hacíamos por solidaridad para con nuestros compañeros responsables que sí iban de verdad a la biblioteca a estudiar. A los cuales, a lo mejor, les dejábamos sin sitio por tener durante dos horas (o más), encima de la mesa, un taco de folios perfectamente desordenado, para parecer que allí había alguien; un lápiz de dos colores; y cualquier tipo de utensilio de papelería que pudieses ser susceptible de ser usado a lo largo de la carrera. Incluido, por supuesto, ese Bic color verde que nadie usaba, más que las malas personas que tomaban apuntes con él para que nadie pudiese fotocopiarlos (ahí ardáis todos en el infierno, ratas de dos patas, que diría Paquita la del Barrio).
Y luego estaba «EL EVENTO».
Que no era, ni más ni menos, que la jornada que jugaba España.
Esos días sí que se preparaba un fiesta como mandaban los cánones.
Para empezar, si había una casa disponible, allí que nos íbamos todos. Con pinturas de guerra en nuestros rostros, banderas en la cintura y todo tipo de distintivo que indicase que tú eres español, español, español.
Y todo esto cuando aún no pasábamos de cuartos, así que no quiero ni pensar si llegamos a pillar en aquella época a esta España última que hemos podido disfrutar.
La nevera se llenaba de latas y latas de cerveza, como si se fuese a acabar el mundo, y el zumo de cebada formase parte importante de la dieta del Día después. Cualquier tipo de guarrería comestible se llevaba para echarse en un bol, ahí todo junto. Pero eso sí, diferenciando lo seco de lo húmedo. Porque no quiero pensar que hubiese salido de mezclar gusanitos o triskis con «variantes en vinagre»–que no son más que los encurtidos de toda la vida–.
Una vez todo esto cumplimentado, los siguientes 90 minutos iban a ser los más relajantes de tu vida, porque en ellos ibas a ser capaz de eliminar toda la tensión acumulada durante época de exámenes. Además, a partes iguales tanto si se perdía como si se ganaba, porque ya sabéis la delgada línea, por no decir inexistente, que separa el amor del odio.
Y así, cada cuatro años. Por lo que dado que antes las carreras duraban 5 años, puede que hasta pillases dos Mundiales durante la misma.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: siendo justos y como defensor de la verdad, reconoceré que ese amigo «Belcebú» del que antes he hablado, solía ser yo. Pero lo hacía con buena intención. De verdad.
Comments (2)
Los triskis con el liquido de variantes de vinagre es una mezcla que llevo haciendo desde niña.
Pues yo era de no mezclar, pero ante la posibilidad de pensar que puede estar bien, estoy tardando tiempo en probarlo.
Como diría Joey:
«La nata me gusta. La mermelada me gusta. La carne… Me encanta!!»