ANTE TODO, ESPECTÁCULO

¿Por qué vería ayer la Super Bowl, si ni siquiera me gusta el fútbol americano?

Pues sí, la vi. Por primera vez en mi vida, y no tendría que haberlo hecho.
Y ya no porque creo que me gustó y hasta puede que me enganche a otra cosa más, sino porque de nuevo vi como organizan los señores de Estados Unidos los eventos. Y reconozco que me morí de envidia.

Sé que hay un selecto grupo de personas que rechazan todo lo que huele a USA, porque ellos están por encima de todo y de todos, y consideran a los americanos como brutos seres primitivos, nuevos ricos, prepotentes y etc, etc. Son los que se suelen pasar el día mirándose el ombligo, por otro lado.

No soy uno de esa élite, desde luego, porque me suelen gustar todos los jolgorios que preparan estos tipos.

Suelen ser obras de megalomanía, con un sentido del espectáculo que casi nadie ha desarrollado tan bien. Un pelín hortera y sin nada de vergüenza, que creo que es como realmente funcionan las cosas. Sin miedo a reírse de ellos mismos, cosa que hacen muy a menudo. Y siempre ensalzando su altísimo sentimiento patriótico.
Están pensados exclusivamente para el entretenimiento del público que es quien realmente los paga, y que hace que las productoras se jueguen los cuartos bien jugados, y que la industria del espectáculo sea una grandísima industria en su país.
¿Que va a durar el partido 5 horas? Pues tranquilo que ya haré yo cosas entre medias para que no te aburras.

Me gusta mucho el cine. Veo mucho cine. Y me encantan las películas que vienen de allí.
Pueden ser de metraje largo o corto. Historias simples o argumentos laberínticos. Que se desarrollen en un tiempo pasado u hoy en día. En un pequeño pueblo del más pequeño de los estados hasta en una galaxia muy, muy lejana. Y todas ellas me gustan.
Me gustan muchos los grandes musicales clásicos. Cada vez que los veo pienso en los números que montaban estos muchachos ya allá por los albores del siglo XX. Siempre pienso en las horas y horas que habrán estado ensayando, desde el primer bailarín hasta el más irrelevante de los miembros del cuerpo de baile. Las cosas no se consiguen sin esfuerzo, y sólo a cuatro privilegiados les viene el talento de serie –aunque para más inri, muchos de los que lo tienen por arrobas, encima son los que más se esfuerzan, y claro, luego se puede ver el resultado–.

¿Y su TV?
Cada vez que veo un programa de Jimmy Fallon, por ejemplo, lloro.
¿Tenéis 3′ 20″ libres? Gastadlos en esto. No os arrepentiréis.

Aquí, el sábado tuvimos la gala de los Goya…

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y los sabéis.