«EL MEJOR POST DE LA HISTORIA»
Ya no sabemos hablar sin hiperbolizar. Absolutamente todo es lo más, lo mejor, histórico…
¿Recuerdan el «Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta» de la ex-ministra Pajín hablando de la coincidencia de presidencias de Obama y Zapatero?
Pues con ella empezó todo, al igual que lo hizo con Kevin Roldán en el Real Madrid.
Ahora se busca siempre la exageración como manera de atraer las miradas y captar la atención.
¿Acaso no nos fiamos lo suficiente de nuestro trabajo que tenemos que usar fuegos de artificio para hacerle valedor de más categoría?
Soy de los que creen en la teoría de que si lo que uno hace es realmente bueno, despegará solo. Si no igual es que no lo es tanto. Y sino fíjense en este blog, que, tras doce años de publicaciones, aquí sigue sin llegar más allá de mis amistades y algún que otro despistado que cae por aquí… (Ah, y de fans de Taburete, que han entrado más de 4500 veces a leer lo que escribí sobre ellos.)
Es lo que es y hay que aceptarlo (sin resignarse nunca a intentar llegar al siguiente nivel a base de esforzarse más, por supuesto).
Y es que también soy de los que no cree para nada en la otra teoría que dice «si quieres, puedes» que tanto gusta ahora usar como bandera de progreso personal.
«Si quieres, y te esfuerzas, igual puedes» sería más adecuado. No queramos convertir en Ícaro a todo el mundo (más que nada por los infaustos resultados, recuerden).
Elegir el título de «El mejor post de la historia», aparte de ser exagerado, igual atrae a algún que otro aficionado a los clickbait (y si le incluyo la imagen del tiburón a punto de comerse a un militar colgado de un helicóptero, me garantizo dos más, por lo menos). Pero, ¿Realmente quiero obtener visitas de una manera que no me gusta? ¿De qué me vale que me lean aquellas gentes que no van a estar interesadas en lo que cuento?
No sé si alguno es suscriptor de algún periódico.
Si lo es, podrá observar que las noticias que son de pago tienen un número limitado de comentarios. Que además, en un tanto por ciento alto, da gusto leer, porque a veces son más interesantes que la propia noticia.
En cambio, si vas a una noticia en abierto y te diriges a los comentarios, ves que sí, la cantidad de ellos es 10 ó 20, o incluso 30 veces superior. Pero la calidad… Suelen ser del tipo «Y tú más». De esas que hacen que cierres la página.
Desde aquí propongo a los rectores de la prensa que desactiven los comentarios para todas aquellas noticias que se puedan leer sin pasar antes por caja.
Dejen de creer que así oyen «la voz del pueblo» porque es mentira. Como mucho oirán la voz de un pueblito, apagada por la de una gran urbe vociferante que no hace más que ir a tocar los cojones al vecino porque no tienen otra manera de aplacar sus propias frustraciones.
Que en la batalla «calidad versus cantidad» sea proclamada vencedora, sin paliativos, la primera.
Sé que por el camino que han emprendido de unos años a esta parte dependen de las impresiones de pantalla que tengan sus medios. Y cuanta más gente entre a insultarse entre sí, más se eleva ese número.
¡Deshagan el camino y vuelvan a una prensa en la que los que les leen lo hagan por interés real!
Si uno encuentra lo que busca en un producto, pagará por él (y sino díganselo a Netflix, HBO o Prime Video, que han conseguido reducir drásticamente la piratería, aún cobrando por sus servicios).
Pero eso sí, y con esto acabo, el producto tiene que ser bueno.
Para ello, además de tener los mejores periodistas y firmas posibles, deberían dejar de llenar sus páginas con titulares tan gancho que lo único que consiguen es que algunos ya ni entremos. Y, ya que estamos, no dar protagonismo a noticias y personas que hace unos años no tendrían cabida ni en un libelo.
Así sólo conseguirán que su publico se convierta en todo aquello que no quieren, mientras ven marcharse en busca de mejor cobijo al que desean. Y por lo tanto la situación se agravará y siempre irá a peor.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: ahora más que nunca, si te gusta lo que lees, comparte. De la forma que sea, da igual.
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