ES ÉL. ES LEIVA (2ª parte)

ES LEIVA (2ª parte)

ES ÉL. ES LEIVA (2ª parte)

Llevo más de 24 horas pensando únicamente en la versión que escuché el sábado de «Vis a vis». No me la puedo quitar de la cabeza.

Un auditorio lleno –y no es precisamente pequeño– guardó un riguroso silencio, después de unos primeros segundos cantando a coro el principio de la canción. Para poder disfrutar del puro sentimiento de un hombre y su guitarra, cantando uno de sus temas insignia. Y si a esto se le suma que en los últimos acordes, toda la potencia de la numerosa Leiband se unen, hacen que sea ésta una de estas versiones que pasarán a mi memorabilia personal.
(He de decir, que está lista personal la encabeza un «Princesa» interpretado por Los Rodríguez y Sabina. Un día, de no recuerdo qué mes, del año 1996).

Y así quería empezar esta segunda parte de la «crónica» que hago a raíz del concierto que ha dado el músico de la Alameda de Osuna en Valladolid hace unos días.
Iba a haberlo hecho haciendo una defensa del artista, ante las críticas con las que me encontré el otro día al publicar la primera parte, pero he pensado que para qué. No voy a cambiar el parecer de nadie, ni nadie va a cambiar el mío, con simple palabrería.

Había trabajado las dos noches anteriores al concierto (con sus respectivos días), y la verdad es que estaba muy cansado. Pero cuando mi querida Teté, compañera en esta aventura musical (que repetiremos las veces que quieras, Pavita), me dijo:
–¿Habrá que tomarse unas cañas antes, no? –se me fueron de un soplido todos los males acumulados. Y simplemente empecé a pensar ya en la hora a la que habíamos quedado para empezar el día.

Porque una cosa os voy a decir, un concierto se empieza a disfrutar desde el momento en que se compra la entrada, hasta unos días después de acabado, cuando empiezas a no hablar más de él. Y entre estos dos puntos de referencias, están las cañas previas como uno de los momentos estrella.

La verdad es que no es muy habitual irte a tomar cañas a un auditorio como un piano, donde se respira sobriedad. Pero allá que nos fuimos.
Como no podía ser de otra manera, por la barra estaba distribuido lo más granado de la sociedad vallisoletana haciendo lo mismo que nosotros, disfrutar del momento.
«No dudaba lo más mínimo que ibas a estar», fue la frase que más escuché. Lo cual me hizo ver que realmente me he identificado con Leiva, y eso me gusta.

Entre cañas y cañas, di besos y abrazos a tutiplén. Charlé con muchos. Saludé a más. Y hasta tuve la enorme fortuna de ser invitado a la boda de unos muy buenos amigos (a los que permitidme que mantenga en el anonimato por discreción).
Tanto se nos fue de las manos, que nos perdimos a un telonero tan sumamente insigne como Alejo Stivel. Así que pido perdón por ello.

Por cierto, voy a hacer un inciso, porque he leído más de un comentario en contra de que se celebrase este concierto en el Auditorio Miguel Delibes, por la disparidad del tipo de actuación que era comparada con las que allí habitualmente se realizan.
Me imagino que los autores de estos comentarios, si no tienen una gran berlina, sólo irán por carreteras secundarias en vez de por autopistas.

En fin…
Como viene siendo habitual en mis crónicas, la parte técnica se la dejo a quienes mejor saben escribir de ella. Limitándome yo más a la parte lúdica y social, la cual incluyó las casi dos horas de disfrute total del show, que certificaron de nuevo que este tipo y sus amigos tienen algo que saben transmitir perfectamente a un público entregado. Que llena todos los recintos que acogen sus conciertos. Y que además cuenta con una media de edad bastante joven, lo que me hace ver que aún hay esperanzas para la raza humana (músicalmente hablando, por lo menos).

Así que, mientras ya estoy buscando fecha para poder verle de nuevo, simplemente dar las gracias otra vez por todo lo que me hizo disfrutar. Y por ese «Vis a vis» que nos regaló.

Gracias, Lei!!

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

P.D.: quiero hacer mención especial a dos mega fans como son Celia y Paula, que no sé cómo se las apañan, pero siempre acaban en primera fila.

ES ÉL. ES LEIVA (1ª PARTE)

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