LA GENTE ES TOLILI
Estoy avanzando mucho en mi camino por convertirme en un ser completamente antisocial (ya no asocial, que sería fácil, sino directamente antisocial).
Y como bien sabéis, la llegada del verano agiliza un poco el proceso.
Si de por sí la raza humana tiende a tonta, con el calor, no sé qué pasa, pero se nos potencia la estulticia que es un primor.
Además de exudar sales o amoniaco, nuestro sudor parece que se lleva un porcentaje no pequeño de neuronas.
Seguro que en estos tiempos que corren, en el que todo el mundo es experto en todo, alguien me puede confirmar esta teoría.
Cada noticia que oigo, veo o leo, me acerca más al mundo ascético y ermitaño.
Tengo una máxima que llevo aplicando estos últimos años, que cada día que pasa se hace más cierta: «La gente es tolili».
Empiezo a comprender a Don Fernando Fernán-Gómez (y a Don Florentino Pérez, máximo hacedor de esa expresión).
Ahora mismo lo que menos me apetece es realizar cualquier tipo de actividad que incluya tener gente cerca.
Cada día veo a más personas que no son capaces de cumplir con las mínimas normas de convivencia. Ni tienen las más nimias nociones de educación ni respeto. Paseo por las calles y no veo más que suciedad, destrozos y chabacanería. De día y de noche. En el centro y en el extrarradio. En la costa y en la meseta.
Así que ¿por qué voy a tener que ser quien sufra ese comportamiento?
Sabiendo, además, que voy a salir perdiendo.
Que se mezclen entre ellos, que parece que se entienden. Suficiente con aguantarme a mí mismo, como para tener que aguantar a los demás.
Y esto no es cuestión de tener o no estudios.
Hace no tantos años, en este país había un no pequeño número de personas semi-analfabetas, que les daban –nos daban– sopas con onda a los de hoy en día. Tanto en comportamiento, como en compromiso con el esfuerzo en busca de la superación personal.
Ahora directamente es que somos imbéciles.
Ya entiendo por qué los secadores llevan en sus instrucciones que no deben usarse mientras te duchas.
La pena es que no dejamos que la naturaleza haga su trabajo de selección natural, porque a este paso vamos a conseguir superpoblación de tontos. Y eso no puede ser bueno ni para el planeta en general, ni para nuestra sociedad en particular.
Aunque una cosa os voy a decir para acabar: como soy gente, y aplicándome mi misma máxima, también soy tolili.
Y como puede que sea el más de todos, no estoy dispuesto a compartir mi «tolilez» con nadie.
Aun con todo… Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: eso sí, este sábado haré una gustosa excepción, y me rodearé de gente en el concierto de Hombres G. Pero es que allí es fácil, porque sólo hay personas de bien que saben tratar a los tolilis como yo.
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