Y SI TIENE QUE SER, SERÁ
Hace unas semanas escuché una historia que si no es la auténtica definición de amor a primera vista, nada lo podría ser. Y es que cuando uno tiene claro con quién quiere pasar el resto de sus días, no habrá nada que lo impida.
Es de esas historias de encuentros casuales, de indiferencia, e incluso de algún que otro rechazo.
Pero también es una historia de un flechazo. De saber a quién quieres amar, de cómo hay que luchar por lo que se quiere, y de cómo algo tan simple como un chocolate y unos churros al volver a casa, puede ser el comienzo de la más bonita de las historias de amor.
Porque no todas empiezan en idílicos parajes, ni en románticas veladas en exclusivos restaurantes, sino que pueden intuirse mientras se da un paseo por la calle Santiago, y empezar unos días más tardes mientras se desayuna algo tan castizo como una buena taza de cacao.
Porque no todas las historias empiezan con un «sí». Ni siquiera con un «tal vez». Algunas a veces empiezan con un «ni de casualidad», que puede ser la frase más motivadora para un luchador que no se derrumba ante la primera adversidad.
Si algo sabemos sobre el amor, es que puede aparecer en el momento menos esperado. Que ese «ni de casualidad» puede convertirse, justo después de ser pronunciado, en un «tal vez» que desemboque en un «sí».
No siempre la primera impresión es la buena, porque a veces nuestros ojos no ven con claridad lo que nuestro corazón necesita. Y nuestra boca no expresa lo que nuestro cerebro quiere decir.
Pero igual que hay gente con una primera impresión más confusa, hay otras que tienen muy claro cuando dos personas están predestinadas. Y saben hacer ver a la otra parte lo que en un primer momento ni sus ojos ni su boca supieron ver y decir. Porque aunque dicen que el destino está marcado, hay veces que ayudar un poco a que ese destino coja el camino adecuado, es necesario.
Muchas veces eso es precisamente lo bonito.
Ese camino por andar. Ese «hacer descubrir» a otra lo que es uno mismo; de manera natural, sin artificios, con gestos y hechos, con maneras de ser. Con cariño, con risas, con verdades. Estando cuando hay que estar –que no significa estar siempre, aunque pueda parecerlo–.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: Sabed que aquella historia de amor a primera vista se convirtió una bellísima historia de amor para siempre.
Comments (2)
Tienes razón, puede empezar con un «ni casualidad» incluso, o un «contigo no bicho» jijiji. Muy bueno, enhorabuena
Desde luego!!!
Ahora, la pregunta es: ¿Qué hubiese contestado R a un posible idilio de verano?
Nos leemos!!
P.D.: Qué ganas tengo de ver Sing Street, tras lo que me gustó Once Again.