YA HA LLEGADO
Como cada año, la llegada de diciembre es como un punto y aparte.
Es una micro estación que mezcla el cálido velo del calor que aún proporciona el sol del otoño con la gélida caricia del viento invernal. Día frío, pero luminoso.
Para mí una sensación, sin duda, agradable. Y que me permite sentir la vida en la cara.
Hoy el 1, mañana el 2, pasado el 3… Ya quedan menos ventanas abiertas de ese calendario que marca el adviento, llegado directamente desde Alemania hace unas semanas. Cuando estén todas abiertas como las contraventanas de una casa cuando se ventila, significará que la Navidad ha llegado.
Suenan tintineos de campanas allá por donde voy, signo inequívoco de que un ángel ha ganado sus alas.
En mi casa el árbol luce en todo su esplendor.
Y aunque el nacimiento hace ya unos años que guarda respetuoso silencio en memoria de quien hizo de su montaje toda una obra de orfebrería, siempre hay un Misterio en digna representación del resto de la imaginería, que escenifica la llegada del Niño Jesús.
Estoy seguro que algún año volverá a lucir en todo su esplendor, porque así debe de ser.
Festejo estas fechas lo mejor que me puedo permitir. Pues desde aquí digo que no soy tan moralmente superior como para prescindir de dichas celebraciones a causa de las injusticias que transcurren en el resto del mundo –al igual que en verano intento irme de vacaciones, o cada cierto tiempo me compro ropa nueva sin necesidad–.
Y las festejo porque me gusta sentirme bien estos días, y así transmitir algo de alegría a los que tengo a mi alrededor.
Entre otras cosas porque pienso que la alegría es tan importante para el ser humano como la salud, el dinero o la vitamina B. Y ésta, al contrario que las otras tres, sí puedo intentar que los demás la consigan, aunque sea efímeramente, si en mis manos está el hacer algo para lograrlo.
Brindaré, cantaré, bailaré… Bueno, tampoco me voy a venir arriba, porque todos sabemos que bailar no lo voy a hacer.
Veré todas las películas clásicas navideñas; Solo en casa, The Holiday, Qué bello es vivir, La jungla de cristal…
Me reuniré con los míos, con los tuyos y con los de aquel. Porque suelo tener tantos eventos, que estoy seguro que voy a alguno que ni me corresponde.
También seré el que anime las fiestas de los demás, en las que quizás sean mis últimas fechas de siempre como una entidad unipersonal detrás de una cabina. Dado que me ha gustado eso de acudir a los eventos, muy de vez en cuando, y siempre con compañeros de fatigas. De hecho, a Los Reyes Magos les he pedido que me traigan el retiro, la paz y el sosiego; así que ahora habrá que ver si me he portado lo suficientemente bien como para que me lo concedan
¿Que por ello soy muy superficial?
Pues lo seré, si es ésta la cuestión que marca la frivolidad de cada uno. No me duelen prendas reconocerlo.
Sé que no estoy a la altura de los éticamente impolutos, pero a mí me hicieron humano, ergo llevo el pecado implícito en mi persona. Virgen de las Angustias, Virgen del colegio, ora pro nobis.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis
Deja una respuesta