LOS DE SIEMPRE!!

LOS DE SIEMPRE

LOS DE SIEMPRE!!

El otro día, al preguntar qué tal había ido el finde, me contestaron:
“Salimos Los de Siempre”

Esa frase que sirve para encuadrar a todos. Desde los más golfos a los más santos. Desde los más empollones a los más maulas.
Por lo que aprovechando estás fechas de exámenes en las que estamos, podemos aplicar el primer símil.
Recuerdo los últimos años de colegio (en los que parece que hacíamos concursos para ver quién era el que antes salía de los exámenes dada lo prisa que teníamos algunos), cuando llegaba el tutor y decía:
“Han suspendido los de siempre”.
Zas, primer “los de siempre” en los que me empecé a incluir.

También habría que decir que por lo menos nosotros éramos lo suficientemente honestos para salir del examen y ante la pregunta ¿Qué tal os ha salido?, decíamos “Fatal”. Porque claro, también están los otros “los de siempre” que decían que horrible y luego te calcaban un 9 que no se lo saltaba un gitano.
Joder, yo cuando decía fatal, sacaba un 1, ¡¡y si llegaba!!
¿Qué episodio de Barrio Sésamo me perdí para tener un concepto tan distinto del suyo de bien y mal?

A raíz de tan glorioso expediente académico, comencé a entrar en otros grupo del estilo.
El que jugaba partidas de mus todas las mañanas de junio, ya que dado que no teníamos selectividad hasta septiembre, ¿Para qué ir a las clases preparatorias si se nos iba a olvidar durante el verano?.
Pues ahí entré, y además Cum Laude. Y es que, madre mía, qué pellejadas de mus nos metíamos.
Yo creo que no me he concentrado tanto tiempo en mi vida en una misma cosa, que en aquellas partidas en las que te estabas jugando un pincho de tortilla y una Coca-Cola.

“Si dedicases tanto tiempo a los estudios como a las partidas de cartas, otro gallo te cantaría”
Si cambiamos “partidas de cartas” por cualquiera de vuestras aficiones, os suena, ¿verdad?
Aunque eso, más bien, se podría llamar “lo de siempre”.
Pero yo creo que ese tipo de coletillas las afrontaremos otro día en otra columna.

Con el paso de los años entré en varios grupos más.
Pero tengo la impresión que todos eran de los que se podían denominar “de vida alegre”, dado que estoy en los que siempre salen, en los que siempre llegan tarde, en los que siempre acaban dando los buenos días al llegar a casa por las noches… Lo cual acuñó otra frase complementaria usada que es “los horrorosos de siempre”.

Qué le vamos a hacer…
De todas maneras, no me arrepiento de estar en esos grupos, porque cada uno en su estilo, me ha aportado cosas de valor a mi vida y me ha permitido conocer a buena gente que tal vez, de haber sido otro tipo de “los de siempre”, nunca hubiese conocido.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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