TRES PEQUEÑOS ILUSTRES

TRES PEQUEÑOS ILUSTRES

TRES PEQUEÑOS ILUSTRES

No sé la de intentos que llevo de empezar este post, porque a partir del octavo he dejado de contar. Pero es que no sé como afrontarlo, dado que lo que quiero expresar no me ha pasado muchas veces.
De hecho, creo que no me había pasado nunca.

Sabéis de mi aprecio, devoción y cariño hacia la música. Es una de mis pasiones junto a las patatas bravas y las mujeres con perlitas (extraño mix el que compone mi personalidad, ahora que lo pienso).
Por lo tanto, todo lo que lo rodea lleva, para mí, implícito un plus de sentimentalismo difícil de explicar.

Hace unas semanas expuse por aquí mi controversia para con la actualidad musical, dado que veía un camino de un solo sentido en lo que a gustos musicales de la juventud se refiere. Sin opción de cambio de sentido, bifurcación o rotonda. Nada me hacía pensar que había algo más a lo que poder aferrarme.
Hasta hoy.

Ayer estaba desgranando un poco de justicia poética desde la mesa de mezclas de Los Ilustres, cuando me da por poner Don’t stop me now.
De repente tres jóvenes «ilustres» comienzan a saltar de alegría y a cantarla. Sí, se alegran de escuchar Queen en un bar. Tres preadolescentes.
No suena Bizarrap ni Rosalía. No suena reggaeton ni trap. Ni siquiera «As it was». Suena Queen, y una canción que tiene más de 40 años.

Me puse a llorar.
Además de una manera que no podía, ni quería, disimular.

Lo que parecía que iba a ser una tarde más, dentro de las muchas que llevo a mis espaldas en el terreno musical, se convirtió en aquella en el que vi el futuro de la mano de dos grandes mujercitas, y un no menos gran hombrecito. Ellos tres me dieron una lección que no tengo, ni debo, olvidar: los prejuicios no son más que percepciones equivocadas de algo, que la gran parte de las veces, además, nos llevan al equívoco.

Y por prejuicio no me refiero a que los jóvenes escuchan música mala, que lo sigo pensando. Sino a que todos escuchan música mala. Y no es así.
Los hay que escuchan muy buena música, y son en los que me tengo que fijar, porque serán los que transmitan ese buen gusto a los de su generación, y a las siguientes.

Los demás, peor para ellos. Se van a perder la estupenda sensación que es descubrir canciones que te van a acompañar toda la vida, y de las cuales no te vas a cansar nunca.
Canciones que, con el paso de los años, y al escucharla en la voz de otros más pequeños que ellos mismos, quizá logren emocionarles como me emocioné yo ayer.

María, Lucía, José María, muchísimas gracias por hacerme disfrutar como me hicisteis disfrutar. No sois capaces de comprender lo feliz que me hicisteis ayer.
Y muchas gracias a sus padres, porque estas cosas se aprenden en casa. Y lo sé por mí mismo.

 

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

P.D.: por supuesto pidieron a Harry Styles. Y también a Coldplay y The Killers. Y cantaron a Sidonie, a Radio Futura, a Nena Daconte, a…

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