SOMOS EL REAL MADRID
No suelo cantar loas cual bardo. No regalo oídos de manera gratuita e innecesaria. Intento no alabar mucho dado que dicen que debilita. Pero tras lo de anoche en Manchester, algo tengo que escribir.
Siguiendo con mi liturgia habitual desde hace ya mucho tiempo, en parte por lo expuesto unas líneas más arriba, la semana pasada no comenté nada de ninguno de los partidos de cuartos de Champions League.
Primero porque no vale de nada aventurar algo que no depende de nosotros, y menos desde que algunas de las normas han cambiado y los primeros partidos han pasado a ser una especie de toda de contacto. De primera parte de un partido de 180 minutos en la que los rivales se tantean como en los segundos iniciales de un combate de boxeo.
Y segundo porque los años me han dado a entender que es mejor no escupir hacía arriba. La gravedad siempre, y cuando digo siempre es siempre, hace su trabajo. Así que no queramos contradecir las leyes de la física.
Tampoco hice ningún tipo de manifestación ni positiva ni negativa tras los resultados del martes. Mi opinión hacia los equipos de los demás me las guardo para mí. Entre otras cosas porque si son positivas nadie se las va a creer, y si son negativas me las van a despreciar.
Así que en mi cabeza están mejor que en ningún sitio
Y llegamos a las 21:00 del miércoles.
Y de nuevo, en otra de las costumbres desde hace muchos años, el mejor sitio para ver un partido importante es la casa de uno (menos las finales de Champions, que se ven en casa de Jaime porque así lo dictó Florentino Pérez). No socializas tanto como viéndolos en un bar, pero también te enteras de las cosas que pasan.
Alineación de las que no sorprenden y que son un claro ejemplo del por qué Ancelotti es un gran entrenador y tú no. Sistema de juego de los que dan que pensar hasta que no acaba el partido, y que vuelve a atestiguar de porqué el italiano es excelso en su trabajo y tú no lo serías por mucho que creas lo contrario.
Lo que no se puede hacer es jugar a la manera del equipo que domina ampliamente esa manera. Te va a ganar siempre, que para eso está en su terreno. Tercer motivo del porqué Carletto está colmado de títulos y tú no.
Si 90 minutos son largos, 120, más. Es lógica pura. Pero aquí hemos venido a sufrir. Nadie regala nada.
El móvil ni lo miro. No hablo de los partidos mientras se desarrollan. Sólo sirve para invocar a malos espíritus en una especie de extrapolación del mal del comentarista a un grupo de Whatsapp.
Y por fin Antonio Rüdiger marca el penalti que nos da el pase a semifinales. Se libera la tensión y salgo del mi particular modo avión. Celebro con mesura la victoria, porque realmente no hemos dado más que un paso para estar más cerca de un fin. Un gran paso, eso sí, pero sólo eso.
Empiezo a escuchar asombro, desconcierto. Oigo a gente hablar de que es «inexplicable» lo que ha sucedido.
Y a todos ellos les respondo lo mismo: «Somos el Real Madrid«.
No es necesario decir más.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y los sabéis.
¡HALA MADRID!
P.D.: el que para muchos es el mejor equipo del mundo ganó el año pasado y ha caído éste. Tres seguidas fuimos capaces de ganar hace unos años. Pero me imagino que también sería suerte…
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