NO ES L DE LUX SINO DE LARKIN. LARKIN POE

NO ES L DE LUX SINO DE LARKIN

NO ES L DE LUX SINO DE LARKIN. LARKIN POE

Oigo ecos de sociedad hablando de música. No me interesa demasiado.
Oigo también a músicos hablando de música. Me interesa algo más.
A pesar de todo les suelo hacer caso a ambos porque en cualquier historia siempre hay dos versiones y es necesario conocerlas para crear un criterio propio.
Un criterio que, al igual que los anteriores, también valdrá para crear otros nuevos. Algunos estarán de acuerdo con él y otros lo repudiarán.
El ciclo de la vida, que cantaba Elton John en El Rey León

Hace poco más de un año, esa entidad celestial llamada Algoritmo –y que es Padre, Hijo y Espíritu Informático– se me apareció en YouTube para sugerirme a dos chicas tocando una versión de una canción de Aerosmith, creo que era.
El vídeo no tenía una miniatura estridente. Ningún clickbait en el título. No iban enseñando carne de manera gratuita.
¡Perfecto! Es lo que estaba buscando. Siento devoción por las mujeres músico.
Entré, oí, y me gustó. Allí había algo. No eran unas más.

Seguí escuchando otra cover. Luego otra. Descubrí que son hermanas, de Georgia, y que tienen una banda llamada Larkin Poe.
Raspé un poco en su historia y me di cuenta que son potentes. Y que aunque  hacen lo que otros muchos hicieron antes, lo hacen muy bien. «Southern rock» en sus propias palabras.
¿Habré descubierto una nueva joya?
Los que saben de esto me dijeron que no. Que ya sonaban en círculos de entendidos y que ya habían pasado por España.
¡Vaya, me las he perdido! –dije– pensando en las pocas veces que artistas así pasan por aquí (Tedeschi Trucks Band, muchos os seguimos esperando en este país).

Me compré su discografía para paliar la pena, y no es corta a pesar de su insultante juventud.
La fui escuchando desde el primer disco al último y vi su evolución, su concepción de la música y de cómo la interpretan.
Progresión geométrica.

 

Y como la vida, a veces, da segundas oportunidades. Y el viernes presencié un grandísimo concierto suyo en La Riviera.
Iba solo porque aunque nadie se apuntó cuando salieron a la venta sus entradas, tenía claro que no me las perdía de nuevo.

No es problema para mí dado que estoy acostumbrado a hacer así las cosas si las quiero hacer de verdad.
Además, ¿qué problema iba a haber?
Era en un sitio emblemático, con un grupo que tenía muchas ganas de ver, y por encima de todo iba a estar rodeado de gente dispuesta a disfrutar de la música en vez de pasarse el concierto grabando vídeos para demostrar en RRSS que hacen lo que hace todo el mundo (una vez más), y que no son para nada originales (y que a veces pienso que no se lo pasan ni bien viviendo la vida de otros en vez de la suya propia).
Una cerveza en la mano y ¡a disfrutar!»

Pero el destino me quiso compensar la decisión de ir por encima de todas las cosas, y me rodeó de amigos madrileños que se enteraron de que iba y me invitaron a pasar la velada con ellos.
Todos músicos de dilatada trayectoria, amantes y entendidos de música. Y, sobre todo, grandísimas personas.
¿Resultado? ¡Bolazo!
«Top 3 de conciertos de este año» dicho por gente que se ve, sin despeinarse, una media de 60-80 conciertos al año por España y Europa es algo a tener en cuenta.
Y aunque yo no pueda hacer un top de conciertos de Madrid de este año porque no tengo bagaje suficiente, sí puedo aportar mi apreciación personal tras más de 30 años haciendo de selector musical de bares, eventos y fiestas de guardar. Y es que fue un grandísimo concierto.

 

La semana empezó con la indiferencia que sentí a la hora de escuchar el último disco de Rosalía, que para algunos es «la obra más grande del siglo XXI» (con todas las comillas que me se me permita escribir) y acaba con un concierto que sin nada más (y nada menos) que música y músicos sí me hizo sentir lo que lo otro no consiguió.
Cosas del arte. Algunas obras llegan y otras no. Y por mucho que los colores flúor sean moda en una determinada temporada y los abracen legiones de personas, el negro siempre será más elegante y atemporal, y no acabará en el fondo de un armario una vez pasada la pasión con la que se abrazó en un primer momento.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

 

P.D.: sed valientes, y al igual que yo he escuchado Lux para poder opinar, escuchad «Bloom» de Larkin Poe y me decís.
También podéis escuchar Pet Sounds, Revolver o Never mind the Bollocks, por ejemplo, si queréis algo rompedor. Casi cualquier canción del Festival de Sanremo de los 60 si buscáis canciones melódicas. Toda la música clásica desde el barroco si os gustan las orquestaciones. Y por supuesto ópera italiana si lo vuestro es la lírica.
También pueden valer la más moderna «La aventura de la vida» de Nacho Cano, que también resulta que aúna mucho de lo que se supone que ha inventado la artista catalana, o «El Madrileño» de C.Tangana, que sí me sorprendió –para bien– la primera vez que lo escuché.

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