APUNTES DE VERANO
Casi finales de julio y llego con uno de esos refritos de temporada que aunque siempre reniego de ellos luego me acaban gustando. Porque sin darme cuenta descubro cosas de mí que no sabía o que no tenía muy claras.
Por ejemplo, y para romper el hielo, al art nouveau y al art decó les uno el brutalismo como preferencia arquitectónica.
Me declaro fan de esas construcciones tan de Europa del este en plena guerra fría (y de muchos otros sitios). No sé, me atraen de manera magnética. Y más si les rodea algo de halo lúgubre y decadente (vamos, que no les han lavado la cara desde que los construyeron).
Tantos años viendo por la ventana de mi dormitorio de Madrid el actual Ministerio de Economía, tiene que marcar seguro. Por cierto, si alguien me facilita una visita a Torres Blancas se lo agradecería eternamente.
Me gusta el soul más de lo que pienso; no me cansa escucharlo. Me pasa también un poco con Jamiroquai, del cual no conozco su discografía en profundidad (ni en superficie), pero canción que escucho suya hace que empiece a chasquear los dedos y haga un amago de mover mis dos pies izquierdos.
Esto entiendo que no es más que una cuestión de buen gusto, aunque para no herir sensibilidades diremos que es una preferencia particular.
¿La pega? Hay un catálogo tan vasto que no sé por dónde empezar, y acabo escuchando casi siempre lo mismo. Me pasa como con la música clásica, pero en vez de abarcar unos cuantos cientos de años, se concentra todo en dos o tres décadas. Sam Cooke y Otis Redding estarían en cabeza.
Sigo comprando discos, pero empiezo a hacerme tiquismiquis y busco ediciones concretas, de años concretos y, a poder ser, impresas en Japón.
No sé qué tienen esos discos, pero suenan distinto. Estoy casi seguro que lo que tienen es mucho esfuerzo y esmero a la hora de hacer el trabajo, pero es más fácil invocar a arcanos sortilegios para no decir que el esfuerzo suele conllevar el éxito.
Se acuerdan de la palabra esfuerzo, ¿verdad? Es que últimamente está en bastante desuso y en una alarmante persecución, y he pensado que a ver si se les había olvidado.
He descubierto que me encanta grabar y editar vídeo. Es algo que no había hecho en mi vida, pero que dos personas hayan confiado en mí a la hora de grabar el contenido de su exitoso negocio –en parte porque les gustan mis fotos– ha hecho que me haya puesto a estudiar, practicar y aprender como si fuese un universitario con ganas. ¿Qué me cuesta más porque mi cabeza ya está para pocas florituras? Por supuesto. Pero ahí entra justamente el esfuerzo del que antes hemos hablado.
A ver hasta dónde llego. Muchas oportunidades de hacer cosas que me gustan he dejado pasar por miedo, así que esta vez he decidido ser un poco más valiente.
Sigo disfrutando de Madrid cada vez que voy. Y ahora es, por lo menos, una vez a la semana.
Me sigue inundando una extraña sensación de satisfacción cada vez que piso sus calles y las recorro. Y eso que suelo ir a trabajar. Así que no os digo nada cuando voy sin ataduras laborales. Bendito tenerla a una hora de tren (cuando llegan en hora, cosa poco habitual últimamente).
¿Se acuerdan que antes les dije que me apabullada el extenso catálogo de la música clásica?
Me apabulla, y mucho. Pero como soy muy cabezón, con el dinero que me ahorro tras darme de baja de Netflix, me di de alta en la plataforma Stage+ y pongo conciertos de música clásica sin parar a ver qué cazo.
No me entero de la misa a la media la gran parte de las veces, pero como la música se siente, cuando algo me gusta más agudizo el oído y disfruto de lo que estoy oyendo.
Eso sí, como mis esfuerzos académicos ahora están destinados a la videografía, no me pidan que les diga qué concierto, serenata, sinfonía u opera me ha gustado más de lo visto hasta ahora porque lo único que retengo actualmente son líquidos.
Sigo solicitando entradas para el Concierto de Año Nuevo, pero la suerte me sigue siendo esquiva, por cierto.
Y bueno, hasta aquí estas pequeñas reflexiones al calor de una noche de julio. Que lo poco gusta y lo mucho cansa, y este texto se ha empezado a exceder un poco más de lo habitual y no quiero que los 10 lectores que me quedan se aburran.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
Comments (4)
Es genial! Es como un diario, me encanta y a seguir esforzándonos!!
Un poco, sí.
Para nosotros que contamos , más o menos, nuestras experiencias personales, nuestros blogs no dejan de ser pequeños diarios, cierto es.
Y como para escribir hay que vivir, ¡vivamos!
Me ha encantao este post, así a modo de apuntes, se hace muy ligero y divertido Pats! En cuanto al soul qué te voy a decir!!! ❤️❤️y Jamiroquai es infalible para bailar, da igual la canción!!
Las vocaciones tardías? Las mejores. Yo cantante a los 48…tú editor de video…quién dijo que la vida no da de sí?? Eres un fenómeno en todo lo que haces, y no es pasión de hermana
Igual un poquito de pasión sí que hay, Maro.
¡Pero no seré yo quien diga que te ahorres comentarios así de buenos!