BENDITA NORMALIDAD
Acabado el verano, llega el otoño.
Es tiempo de pasar de grandes playas a pequeñas terrazas con encanto. De jardines franceses, amplios y luminosos, a ingleses, más enmarañados y bucólicos.
Es tiempo de crear, de escribir con profundidad, de pintar en tonos ocres, de componer adagios… De hacer patatas a la importancia los domingos!!
De escuchar música con detenimiento. Prescindir de las canciones de verano que sólo valen para eso, para el verano, y para un consumo rápido que las hará desaparecer de la memoria colectiva en lo que dura un parpadeo («un rápido destello»).
De empezar novelas largas para largas tardes que en breve se tornarán en noches.
De volver a ver películas con atención. Ver conciertos desde la platea.
Tiempo de camisa y jersey; de zapato cerrado de ante y de la vuelta al verde inglés y al marrón. Tiempo de cárdigan y gabardina. De visera y de paraguas.
Momento de buscar romances –tórridos como carbón incandescente o tibios como un té olvidado en el poyete de la ventana–, pero romances al fin y al cabo.
Normalidad lo llaman.
¡Bendita normalidad!
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: si queréis escuchar música en profundidad, una buena para empezar podría ser perfectamente ésta.
Deja una respuesta