CUMPLEAÑOS MÁS QUE FELIZ

CUMPLEAÑOS MÁS QUE FELIZ

CUMPLEAÑOS MÁS QUE FELIZ

Qué gusto me da ir a sitios donde me siento querido y bien tratado por los anfitriones.
Y eso no lo sabe hacer todo el mundo, creedme.

Este fin de semana me sentí, de nuevo, así de bien tratado por esa familia a la que tanto quiero y aprecio. Que tan bien me cuida cuando estoy con ellos, y  que no es otra que los Garrido Capa. Don Vicente, Doña María Teresa –Piti–, ¡¡qué buen trabajo habéis hecho!!

En esta ocasión celebramos el 50 cumpleaños de Pedro –El Grande–, y allí no había más que buena gente reunida.
De esa con la que es un placer compartir animada tertulia, ricas viandas, y mejor hidromiel. De la que se sabe comportar cuando hay que hacerlo, pero que también sabe animarse si la ocasión lo permite («saber estar» lo llaman algunos…).
Además, si dicen que Canarias tiene seguro de sol, estoy seguro que Monte San Cristóbal también. No hay vez que suba, ya sea invierno o verano, y que el sol no nos reciba con sus rayos fulgiendo con intensidad y alegría. Por lo que el día no podía pintar mejor.

Qué delicia es sentirse bien tratado, en este caso en particular –por todas y cada una de las tres generaciones allí presentes– que ejercieron de perfectos anfitriones. Y que desde el momento en que llegó el primero de los invitados, hasta el instante en que se fue el último, nos acogieron a todos y cada uno con bonitas palabras (y de las que se dicen de verdad), con una permanente sonrisa (que para eso las tienen), y con una calidez que hace que te sientas uno más de su ya, de por sí, numerosa familia.
Encima lo hacen de forma natural, haciendo que parezca que es fácil ser así (y no lo tiene que ser en absoluto). Y eso se nota.

No tengo duda que si preguntamos a cualquiera de los que allí estuvimos, todos dirán,  de una manera u otra, lo mismo que yo:
No se veían más que caras felices, charlas animadas –entre gente de distintas generaciones y de los más variopintos temas–, y un buen ambiente en todo momento.

Además hubo sorpresa musical con la puesta en escena que nos ofrecieron una voz con mucho futuro (y presente ya), propiedad de Gon Abril, y el nuevo descubrimiento familiar, tras dejar de lado su supuesta timidez –quién lo diría–, Ángela Garrido.
Que todos los que estábamos allí nos quedásemos en total y absoluto silencio, escuchando el espectacular dúo que se marcaron, dice mucho sobre lo que estoy hablando. Y no soy yo de regalar los oídos a nadie. Y menos aún en el terreno musical que tanto significa para mí.
Enhorabuena a ambos, de verdad, de parte de alguien que lucha cada semana por salvaguardar la buena música para que siga sonando allá dónde vaya.

Así que desde aquí, y de manera modesta, mi agradecimiento de nuevo por tanto y tanto que nos dais siempre, sin esperar nada a cambio.
Aunque bueno, esta vez sí espero poderos agradeceros vuestra forma de ser de una manera más tangible, y será algo que haré encantado y de muy buena gana, D. m., el próximo septiembre.

Gracias, gracias, y mil veces gracias.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

P.D.: además tengo el enorme honor de saber que muchos de ellos me leen, así que qué menos que dedicarles este post.

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