EL DÍA MÁS ABURRIDO DE MI VIDA
Es 15 de agosto.
En otros momentos de mi vida eso hubiese significado, en una alta probabilidad, que estaría en las fiestas de Viana, de Tudela, o vaya usted a saber de qué otro de los muchos pueblos que componen la provincia, ataviado con un sombrero de paja de colores y en un estado a medio camino entre la exaltación de la amistad y las injurias a la autoridad competente.
También podría estar en Santander, precisamente escapando de la más que posible paliza que me hubiese supuesto irme de fiestas locales.
Incluso, en el menor de los casos, de vacaciones en algún lugar de Galicia o el País Vasco.
Pero no, hoy estoy en Valladolid. En concreto en mi casa. Y creo que ha sido uno de los días más aburridos de los últimos años.
No tenía nada que hacer. No tenía nadie con quien hacer nada. Nadie tenía nada que hacer conmigo. La ciudad está asolada, y hasta el tiempo es aburrido y no hace ni frío ni calor.
No he sido consciente del día que era hasta que ya ha sido tarde para coger el portante y hacer una socorrida escapada a Madrid, «ciudad ideal para visitar días como hoy» (Archi dixit).
NADA.
¿Resultado?
Me ha entrado una pequeña apoplejía mental, que me ha llevado a la apatía absoluta. No me apetecía ver una película, ni leer, ni escuchar música, ni tocar el piano, ni salir a hacer fotos. ¡No tenía ni hambre!
Hoy he entendido por fin lo que era La Nada de La historia Interminable. Es la muerte de la imaginación como base para la resolución de las actividades que comprenden nuestro día a día. Como motor que nos lleva a desarrollar aquello que nos hace felices, que nos hace vivir.
Declaro el 15 de agosto de 2024 como el día más aburrido de mi ya no tan corta vida.
A ver que nos trae el 16. Pero a poco que se lo proponga se va a convertir en un gran día.
De momento me va a llevar, a pesar de estar de vacaciones, a madrugar. Porque creo que es la mejor manera de empezar el día.
Madrugar por gusto es un gran placer –como casi todas las cosas que no se hacen por obligación–. Quizá hasta me vaya a desayunar fuera de casa, cosa que no hago más que cuando no estoy en mi ciudad. Con la de dinero que he dejado en bares qué poco he dejado en cafeterías, más allá de los desayunos pantagruélicos de los mañaneos.
Lo que haga después lo dejamos en manos del destino. Insisto el listón está tan bajo que parece que está enterrado.
De momento me acabo de dar cuenta que esto lo estoy acabando ya siendo viernes. Así que diremos que el día tiene buena pinta dado que hacía mucho que no escribía, y como todos sabéis es algo que me gusta mucho hacer. Así que punto para el 16.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
Comments (4)
Espero que el resto de días hayan sido mejores… Después de tu tournee, parecida a la mía, espero que sí! El 15 de agosto es mi santo, por cierto 😂😂
Gracias a Dios agosto mejoró. Y mucho, he de decir.
De haber recordado que era tu santo (porque saberlo lo sabía, dado que es la fiesta más aclamada del verano español), me habría marcado una celebración paralela a la tuya y seguro que el día hubiese mejorado.
Estoy falto de reflejos ya…
Nos hemos acostumbrado a no aburrirnos porque tenemos cientos de millones de cosas para no hacerlo. Pero ¿recuerdas el típico: «me abuuuuuurrrroooo» de cuando éramos pequeños? Un par de días de aburrimiento absoluto, no están mal tampoco. El día 15 de agosto es, sin duda, estando en Valladolid y no en las fiestas de algún pueblo, de vacaciones o, en cualquier sitio del mundo que no sea Valladolid, el día máaaaaas aburrido del año. De hecho, cuando trabajábamos en bares en el Pleistoceno, ni siquiera llegábamos a cerrar a la hora porque no había ni un alma!!! Sea como sea, mañana sábado (7 de septiembre) seguro que, al menos para unos cuantos, no va a ser un día aburrido en absoluto. ;D
«Me abuuuuuuuurooooooooo»
Cerrábamos antes y nos íbamos a Viana en peregrinación. Por supuesto.
El sábado 7 puede ser un día muy divertido. No va a ser siempre 15 de agosto…