LA LIBERTAD TAMBIÉN ES ESTO

LA LIBERTAD TAMBIÉN ES ESTO

LA LIBERTAD TAMBIÉN ES ESTO

– Vamos a bajar a desayunar al Rosamari a eso de las 10, ¿te apuntas?
– Creo que no. Ha amanecido brumoso el día, y prefiero tomarme el café sentado en la mesa del jardín –mirando al infinito, sin pensar en nada más que en saborear la paz que se desprende del momento, a sorbitos–.

Además hoy es viernes y hay mercadillo.
Eso significa que el café lo voy a tomar rodeado de gente, y con un intenso olor a queso y charcutería. Y esa mezcla puede ser lo más parecido que hay al infierno en temporada de verano.
No quiero no poder leer el periódico tranquilamente, pensando que ocupando una mesa para mí solo durante por lo menos una hora, estoy impidiendo, no ya que alguien más desayune sentado, sino que le privo de hacer caja a quien tan bien se porta conmigo el resto del verano, en estos días de tanto tránsito.

Se veranea en la costa para ver el mar, ¿no?
¿Para qué se tiene un casa con esas vistas, si luego me paso el día sentado en un terraza de la Plaza del Corro?
Que sí, que sí. Hoy la mañana la pierdo en el jardín. Ni siquiera voy a baja a la playa.

Siempre me han echado en cara que no baje a la playa por sistema cuando el día llama a ello. Pero os voy a contar una cosa: no bajo porque no me gusta.
Si las vacaciones son para disfrutar y descansar, ¿por qué tengo que ir a un sitio que a partir del segundo paseo que me doy por la orilla, deja de tener interés para mí? Mientras no se inventen playas de césped, que no cuenten conmigo.

Además, ¡ni que estuviese en una oscura celda de una cárcel argelina!
Estoy tirado en una tumbona, recibiendo la cantidad justa de sol para no quemarme –y la suficiente brisa para no olvidarme que el mar cantábrico está enfrente de mí susurrando sus secretos–. Mientras leo, escucho música, o simplemente sigo en trance, mirando al infinito como hago por la mañana, que es lo mejor que se puede hacer para regenerar ese cerebro que se pasa el resto del año funcionando, unas veces con más acierto que otras, pero funcionando al fin y al cabo.
Por supuesto, es fácil que esté tomado un vermú con patatas fritas y aceitunas. Y esto es algo muy difícil de superar.

Decidido. La mañana  de hoy la voy a pasar así, sin prisa, sin pensar en nada. Sin agobio, sin estrés. Puede incluso que se me pase la hora de la comida. Además, mientras queden Yzaguirre y patatas, no me hace falta nada más.
En vacaciones no hay horarios. Para regirnos por férreas dinámicas marcadas por el tiempo, ya tenemos los días laborables. Tenemos que ser lo más libres que se pueda. El tiempo de asueto no debe convertirse, por ningún motivo, en una guía de estilo marcada por un reloj, y que hay que cumplir por miedo a perder sitio en la playa o mesa en el restaurante.

Ya por la tarde, veremos que hacemos con nuestras vidas el resto del día.
Pensar en un futuro más lejano, sería convertirme en vidente, y no tengo ninguna intención de convertirme en uno.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

 

P.D.: José, Luis, Mate, Ser, id pensando en esto. Porque así podría transcurrir nuestra vida cuando hiciésemos de El Prado de San José, por lo menos, nuestra residencia de verano.

La_Libertad-1

La_Libertad-2

(Visto 100 veces)

Comparte este post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MÁS COLUMNAS