MALDITOS DOMINGOS
Malditos domingos.
Siempre me pasa lo mismo, y nunca consigo remediarlo.
Es el día en el que la mañana no existe;
el día de ese despertar que nunca quieres que llegue;
de esos ‘5 minutos más’ que se suelen convertir en horas.
Es ese día en el que la comida bien podría llamarse casi cena.
Ese día en el que cualquier recuerdo del pasado parece mejor.
Es más, cualquier recuerdo ya sería bueno, dado los pocos que tienes en ese momento.
Encima, algunos de ellos, preferirías no tenerlos.
Es ese día en el que juras que no harás nunca más tantas cosas, como las que juras que harás cada 1 de enero.
Pero también es ese día en el que el tiempo está muy bien aprovechado.
Cada porción de día está destinada a una de las cosas más importantes de la semana, TÚ.
Es ese día en el que puedes hacer todo lo que la estresante semana no te ha dejado hacer.
Es tú día. Aprovéchalo. ¡Vívelo!
Es el día en que vas a escuchar esa canción que te hace sentir, que te hace gozar, que te hace disfrutar.
Es ese día en que vas a descubrir todos aquellos grupos que te dijeron ayer, tomando «ayer» como esa medida de tiempo no medible que abarca desde que tu memoria se pierde en el pasado.
El día en que vas a coger la guitarra y vas a cantar peor que nunca, pero con más ganas aún que las que tienes siempre.
Es ese día que está hecho para disfrutar de esas pequeñas cosas que te hacen feliz, aunque mucha gente no alcance a comprender el porqué. Pero que tú sabes que son importantes para ti.
Ya tendrás tiempo de arreglar el mundo mañana.
Ahora es tu mundo el que requiere de tus cuidados.
Hoy es domingo. Otro maldito domingo más, y sin duda, ¡éste va a ser el mejor de todos!
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
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