NINA COMO FORMA DE HEDONISMO

NINA COMO FORMA DE HEDONISMO

NINA COMO FORMA DE HEDONISMO

Hedonismo:
1. m. Teoría que establece el placer como fin y fundamento de la vida.
2. m. Actitud vital basada en la búsqueda de placer. Un ambiente de lujo y hedonismo.

Partiendo de esta definición, os diré que pasé la tarde del viernes, y gran parte de la noche, con dos ilustres hedonistas. De esos que, a media tarde, y para matar la gusa que producen los gin tonics de después del café, se piden una tabla de quesos y unas tostadas de ventresca de atún a la lima.

Estos tipos de los que hablo, además de un gran paladar y una capacidad asombrosa de ver la vida, son de agradable compañía e interminable e interesantísima conversación.
La cual puede abarcar desde los pensamientos filosóficos más profundos, hasta la curvatura de una onda. Pasando por el porqué Kate Moss destronó a las supermodelos de los 90. Y es que de todo hay que saber hablar en esta vida, y en cualquier sitio hay que saber estar, no lo olvidéis nunca.
Así que imaginad lo atractivo del plan.

¿Y por qué digo todo esto?
Pues porque en esa búsqueda continua del placer en la que vive un hedonista, qué mejor que hacerlo en el concierto de uno de esos artistas que ya nacen con un aire de rock and roll star decadente. Y del cual, según oyes las letras de sus canciones, te das cuenta que para poder estar de vuelta de algo, has tenido que haber llegado a algún punto primero. Y ese camino casi nunca es de rosas, y el aire del camino aja el rostro hasta casi demacrarlo.
Don Quique González.

Nunca me he considerado el mayor fan de su obra, quizá porque hay veces que las cosas no hay que escucharlas con los oídos sino con las entrañas. Y yo no lo había hecho así antes.
Pero de una temporada a esta parte, en cambio, parece que sí lo hago de esta manera tan particular cuando pincho su música.

Así que si algo tenía claro al entrar en el LAVA, es que iba dispuesto a disfrutar desde el primer minuto hasta el último del bolo –ayudado por la absenta de los conciertos, que no es otra cosa que un cerveza en la mano–. Y más con la presencia confirmada, como parte de la banda, de esa dama que ha aparecido en mi vida hace ya unos meses: Carolina de Juan para unos; Nina la cantante de Morgan para otros; y «Charo»  durante 2′ 41″ cada vez que forma parte de una de las canciones estrella del último trabajo del señor González.

¡Qué maravilla de artista, de voz, de mujer en toda su expresión!
Si ya hemos dejado claro que el hedonismo es la búsqueda continua del placer como fundamento de la vida, escuchándole a ella, esa búsqueda se puede dar por finalizada. Pocos grados de placer hay más altos que observar su presencia en un escenario.
A sus pies me postro, como gesto de pleitesía ante tan magna artista.
Oíd sus canciones, ved su hipnotizante movimiento de caderas, disfrutad de su ronca voz –con tanto soul que puede matar–. ¡No dejéis pasar la oportunidad!

Tal vez, alguno pueda cantarle algún día algo parecido a lo que le dicen a su alter ego: Trabaja en el Shadows, ahuyenta a los gallos y escucha a los Kinks, y por supuesto he pensado en llamarle mil veces, ya sabes que sí…

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y los sabéis.

P.D.: José, Alfredo, gran tarde-noche de viernes, acompañado de vuestras historias y de vuestra forma de ver la vida, de la que deberíamos aprender todos. Repetimos cuando queráis sin problema.

P.D.2: cuando compré el disco North de Morgan, junto a él vino una nota de agradecimiento escrita del puño y letra de la propia Nina. La cual guardo como oro en paño, como muestra de respeto y enorme agradecimiento hacia ellos.

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