QUE SUENE UNA Y OTRA VEZ

QUE SUENE UNA Y OTRA VEZ

QUE SUENE UNA Y OTRA VEZ

– Tienes que escuchar «Sargento de hierro» de Morgan. Te va a encantar. Es de esas canciones que pones en bucle, y más aún si estás triste.

 

Pues sí, querida Carla. ¡Qué grandes verdades pronunciaste en esta frase!

Primero porque, efectivamente, Sargento de hierro es una grandísima canción de las que se pueden escuchar en bucle.
Y segundo, porque es muy cierto que nos gusta escuchar canciones tristes cuando nosotros mismos estamos tristes (a ti y a mí por lo menos. Aunque creo que éste es un «mal» endémico de gran parte de la población).

Ayer mismo, de hecho, yo mismo te dije –permitidme que le hable en este momento en primera persona a la propia Carla– que hubo una temporada que quemé Ropa nueva de Los Madison por un muy sentido mal de amores.
Una y otra vez sonaba. Una y otra vez volvía a sonar. Y con cada repetición la veía alejarse de mí, sin despedirse siquiera. Con cada repetición, el corazón no estoy seguro si se rompía buscando convertirse en minúsculas partículas de amor inapreciables, o se cauterizaba camino de una rápida cura.

 

Y no me digáis por qué –y ahora os hablo de nuevo a todos vosotros–, pero suele ser una cura efectiva.
Hundirse hasta el más profundo de los abismos para luego resurgir cual Ave Fénix. Ahondar penas hasta no poder más de sufrimiento y luego buscar la luz que siempre hay al final del túnel. Buscar en la tristeza de otros el consuelo para la nuestra.

Quizá porque esas canciones llevan en su composición la misma pesadumbre que estamos sintiendo nosotros mismos– la cual vivió en su momento el propio artista–. Quizá porque nos vemos reflejados en lo que en ellas se nos cuenta. La cuestión es que sufrir en demasía y de forma autocomplaciente se acaba convirtiendo en una fórmula magistral que todo lo cura.
A veces en el tiempo que dura un single, otras en lo que se reproduce una compilación de todas las obras del artista.

 

Como he dicho ya alguna que otra vez, desde ese momento, y para siempre, esa canción irá emparejada a aquella persona o cosa que nos ha entristecido o nos ha hecho sufrir. Será su particular ISBN. Una marca indeleble que nunca desaparecerá de nuestro recuerdo.

Y ésta,  junto a otras, formarán nuestra personal lista de hits para momentos melancólicos.
De las que también se pueden escuchar por placer para comprobar que esos momentos tristes que en un momento vivimos son ya parte del pasado. Y que aunque hay dolores que nunca desaparecen, se pueden llegar a mitigar tanto que se convierten casi en imperceptibles.

 

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

 

P.D.: Quique, Txetxu, Lei, Juancho, David, Portu, Sabino, Marilia, Nina, Álvaro –entre muchos otros–, gracias por haber puesto música y palabras a mis sentimientos.

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