NUEVA PLAYLIST INFINITA
Ha llegado el momento de cambios. De borrón y cuenta nueva. De «Aquí ya no queda nada. ¡Vayámonos!«.
Al igual que la caída de la hoja ha adelantado el otoño a últimos de agosto, creo que es buen momento de hacer ya la vuelta al cole.
Pero al cole del año en el que cambias de patio.
Al del año en el que cambias de aula cada vez que cambias de asignatura y dejas de tener una clase, «tu clase», para todo. Y en el que tus amigos desde los 6 años empiezan a distribuirse dependiendo de lo que quieran estudiar en el futuro.
Al del año en el que ya tienes tutor, que será el que encamine tu paso de la infancia a la adolescencia, y posterior edad adulta.
En definitiva, al del año en que las cosas dejaban de ser lo que eran hasta ese momento para pasar a descubrirte una nueva época de tu vida.
Mañana mismo, aprovechando que es lunes, va a ser el mejor día para que las cosas empiecen a cambiar. Total, más odio no le vas a coger al día. Así que qué mejor momento para empezar un cambio radical de vida.
Si salen bien las cosas, estupendo. Si salen mal, o simplemente no salen, siempre le podremos echar la culpa al lunes (injustamente nombrado peor día de la semana, cuando ese título tendría que ser, indudablemente, para el domingo).
¿Cambio de trabajo? ¿De amistades? ¿De costumbres? ¿Cambio de forma de ver las cosas? ¿De velocidad en contestar los Whatsapp?
Quién sabe… Igual nada de esto. Igual todo al mismo tiempo.
A veces mover un simple mueble de sitio hace que la percepción de una casa cambie. Otras veces hay que tirar paredes y cambiar la distribución del espacio.
¿Por qué nos empeñamos muchas veces en perseguir lo que nos produce más que desdichas y sinsabores, y no miramos ni de lejos lo que realmente nos podría dar la felicidad, la satisfacción del deber cumplido, y, por ende, la paz?
Sí, en este momento todos estais pensando en amores, pero no me refiero sólo a esto –que también–, sino a otras muchos entornos de nuestra vida. No quiero sudar más por aquello que no me compensa el esfuerzo que realizo.
Y es que hay veces que nos complicamos demasiado la vida, cuando lo único que habría que hacer, como decían The Beatles, es tan fácil como (I want to) hold your hand.
Hoy he tenido, no una, sino dos conversaciones que me han venido a decir esto mismo con otras palabras. Y no soy hombre que crea en las casualidades. Las cosas pasan por algo.
Es hora de dejar de poner morros para que la gente vea lo disconforme que estoy con las cosas, a ver si así otros arreglan lo que yo no sé, y hacerse proactivo.
Porque esa es otra… Las cosas muchas veces nos pasan por aquello que hacemos –y sobre todo por lo que no hacemos–.
Así que convirtamos al lunes en el día de la génesis. En el de la transformación para dejar de ser crisálida de una vez y pasar a lucir en todo nuestro esplendor como mariposa.
Empecemos desde ya a hacer una playlist con nuevas canciones, y convirtámosla en infinita.
Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
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