NYC 05

Creo que pocas cosas hay en tan neoyorquinas como el Empire State Building y el Madison Square Garden.
Pues ayer, del tirón, marqué en la culata de mi Colt las dos muescas que atestiguan mi presencia allí.

Al Empire subí con la esperanza de encontrarme con mi propia Deborah Kerr, pero allí no estaba. Espero que no le haya pasado nada…

Dado que no la encontré, aproveché para poder contemplar la grandeza de la obra humana en todo su esplendor.

No sé cómo serían las imponentes obras egipcias en su tiempos de mayor apogeo, ni las de los imperios romano o griego, pero no creo que difiriesen mucho en grandeza de lo que pude ver ayer.
Qué espectáculo para la vista allá donde mirases, con ese plus que dan las alturas y que otorga una cierta superioridad hacia el resto que se encuentra debajo.

De día, increíble. Y de noche, casi más aún.
No sabría elegir con cual quedarme. Sólo el tiempo y la memoria me dirán lo que más añoraré.

Y entre subida y subida, no quise perderme ser parte de ese showtime tan norteamericano como son los eventos deportivos. Así que siendo un gran fan del baloncesto, visitar el Madison, la casa de los Knicks, era lo que había que hacer.

Loado sea el espectáculo por el espectáculo, porque teniendo en cuenta que los knickerbokers no pasan por su mejor momento, hacer que aquello no decayese, no era tarea fácil.
Tanto se consiguió que hasta pudimos vivir un partido tan emocionante que se convirtió en la primera victoria del equipo local, con la consiguiente algarabía de un público entregado y necesitado de este tipo de gestas (Bobbbby-Poooooortis!!)

Todos los días, al volver al hotel, pienso lo mismo:
¿Se hizo Nueva York como es para cubrir las necesidades de sus habitantes o hubo una gran mente pensante –que tuvo una visión global y a largo plazo– que decidió que la propia ciudad iba a ser una atracción, consagrada a sus invitados, en la que los neoyorquinos simplemente fuesen parte del show?
Difícil de saber a mí entender.

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.