SORPRESAS DE UN FESTIVO

Los días festivos me gustan porque no se rigen por las reglas de la cotidianidad.
Pueden traer la mayor de las algarabías o el más grande de los tedios. Convertirse en manuales de actividades sociales o ser una clase magistral de «Cómo convertirse en un gato de escayola».

Hoy, el mío (el nuestro, si eres vallisoletano), traía aire de aburrido.
Además ese aire era frío y deslucido –lo que en Castilla llamamos un día normal de mayo, vamos–, por lo que no pintaba bien la cosa. Pero a eso de las ocho de la mañana, mi amiga Catalina me manda un enlace de El Norte, y escribe «Qué bueno!!«.

No estaba muy seguro que era, porque a esas horas, a pesar de haberme convertido en un ser diurno, pero por ser fiesta, todavía estaba en ese estado del sueño en que mezclas realidad con ficción. Y no tienes muy claro si es de día, de noche, o si ha llegado ya la Navidad de 2022.
Eso sí, el título del artículo dejaba claro quién era el protagonista del mismo: «Hoy vuelve Paty Varela«.

«Repámpanos, mi nombre aparece en el titular de la cabecera decana de la prensa española» (exactamente mi pensamiento no ha tenido esta “textualidad”, pero los tacos, en privado).

Que el artículo lo firmase José F. Peláez, era, además de un gran honor, un motivo de tranquilidad. Porque ahora mismo, lo más cercano que tiene una persona de aparecer en un periódico es porque la Audiencia Provincial o Hacienda se ha interesado, de manera desmedida, por la vida de uno, más que porque uno de los articulistas más brillantes, y prolíficos, que hay en España se acuerde de ti.

Y sí, me he sentido una persona enormemente afortunada al leerlo. Mentiría si dijese que no.
Y ya no por aparecer en prensa, que también, sino por leer palabras tan bonitas, y tan bien escritas, sobre mi persona.
Me ha hecho sentir querido, y eso es algo que agradezco sobremanera. Primero porque demuestra la gran generosidad de quien lo consigue al hacerlo. Y segundo, porque el ser humano no se prodiga mucho en ello, por lo que cuando lo hace tiene el doble de valor.

El artículo no lo voy a desgranar porque para eso lo ha escrito él AQUÍ y es justo y necesario que se lea en el medio primigenio hoy. O a partir de mañana, o pasado, en su WEB.
Simplemente diré lo bonito que es forjar amistades a través de buenos recuerdos.

Por cierto, y a raíz de esto. ¿Alguna vez os habéis parado a pensar la cantidad de recuerdos que habréis creado en las mentes de otros sin ser conscientes de ello?
Me pasa a veces que hablo con algún amigo de algo que dijo o hizo en un momento, y que tengo tan claro como el teclado que estoy viendo ahora mismo delante de mis ojos, pero en cambio él –que fue el protagonista– no recuerda. ¿Por qué será?

Bueno, si tenéis la suerte de tener amigos como los míos, siempre os los pueden recordar con una columna de un periódico, cualquier día festivo que se precie.

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

P.D.: MUCHAS GRACIAS, DON JOSÉ