UNA Y A CASA
Cuenta la leyenda,
que un árbol se encontraba encaramado un indiecito guaraní…
La verdad, es que la leyenda a la que yo me refería no era ésta, sino esa que dice «Una, y a casa«.
Y sí, nuevamente hoy, NO se ha vuelto a cumplir.
Creo que fue ayer cuando fui a quedar, bajo esa premisa, con Sergi «La Bestia».
Y yo, que soy un tipo previsor, a la par que mayor, preferí posponer esa reunión de trabajo en vista que aquello no me iba a llevar a nada bueno –o mejor dicho a mucho bueno, pero nada productivo–.
Mejor otro día en que tuviese la total certeza que íbamos a quedar para hablar de negocios.
Tras salvar aquel escollo, hoy recibí de nuevo una propuesta parecida, aunque esta vez bajo ninguna excusa laboral, de parte de una persona a la que conozco desde la más tierna infancia (sí, Peque, eres tú). Y a quien le aseveré, sin ningún tipo de duda o dilación, que si hubiese un contenedor en el que se guardasen todos y cada uno de los mensajes, whatsapps, llamadas de teléfono o golpes de tantán, mediante los que nos hemos comunicado desde el año 89 en que empezamos a tomar «una, y a casa», en el 90% de los casos hubiésemos mentido. Y en el 10% restante, no hubiésemos dicho la verdad.
Pero lo mejor de todo, es que nos seguimos engañando. Y además nos encanta.
Qué hay mejor que ese día es que de forma sibilina nos queremos convencer los unos a los otros diciendo que el día va a ser tranquilo, pero al final una cosa lleva a otra, y como bien decía el maestro Yoda «Todo lleva al lado oscuro».
¡Esos días son los mejores sin ningún tipo de duda!
Además, por algún extraño motivo, ese día te encuentras a otros tantos engañados –hoy mismo, mi amigo Juan, de quién omitiremos dar más pistas. No sea que la fiscalía caiga sobre él (o su futura mujer, que para el caso es lo mismo)–.
Lo cual te hace pensar que si todos estamos guiados por una mente maquiavélica que nos hace desviarnos de la senda correcta,
¿quién demonios es el poseedor de dicha mente?
Porque por supuesto, al día siguiente, cuando alguien nos pregunte quién nos engañó, nunca seremos nosotros el alfa y el omega de semejante aberración. Siempre será una tercera persona quien nos arrastró a los abismos de Hades.
¡Siempre!
Así que ya sabéis. Cuando os propongan «Una, y a casa», dejaos engañar.
Es probable que es día se torne en divertido. Y eso, a día de hoy, es mucho.
Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: Pitu, en días como hoy, mejor llevar pantalones con las perneras hasta los tobillos, que gafas de sol. Verdad??
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