WINONA FOREVER

En una época en la que todavía no se habían democratizado los tatuajes, y estos eran casi propiedad privada de estrellas del rock, presos y estibadores, Winona Forever representó a toda una generación de adolescentes.

Era una frase dedicada a la más deseada, escrita en el brazo del más deseado. La unión de dos iconos modernos a través de un trozo de piel. Era la declaración de un amor eterno, nacido prácticamente en la adolescencia, que quería vivir hasta el fin de los días.
Elisabeta no se merecía menos y El Lágrima siempre daba todo lo más.

Todos queríamos ser él. Todas querían ser ella. Era una de esas parejas que rezumaban sex-appeal

Winona y Johnny marcaban el camino a seguir. Eran prescriptores de los designios de miles de jóvenes. Eran una de esas parejas que rezumaban sex-appeal. De esas que marcaban tendencia. De las que se imitaba su forma de vestir, su forma de amar, su forma de ser… En definitiva su forma de vivir.
Todos queríamos ser él. Todas querían ser ella.
¡Y cómo no, siendo él Tom Hanson en 21 Jump Street! ¡Y cómo no, siendo ella Lydia Deetz invocando a Beetlejuice!
Es el efecto que tienen los ídolos de papel en los adolescentes.

Pero como no siempre se vive en un mundo edulcorado –más bien, nunca se vive en un mundo así–, el amor duró lo que duran los amores de las canciones tristes. Ella se convirtió en Lelaina y quiso buscar el sentido de la vida desde la perspectiva más acida de la Generación X al ritmo de My Sharona. Él se convirtió… en todo lo demás.

A pesar de ello su historia se perpetuará hasta el fin de los días gracias a recuerdos como éste.
Porque, aunque dicen que el lema que encabeza este texto ya no existe –y que se cambió por una burda frase para tapar el rastro de la historia–, al igual que pasa con el Scalextric de Atocha, si uno se fija un poco, lo sigue viendo en todo su esplendor.
Y es que muchas veces las personas miramos con el corazón en vez de con los ojos. Por lo tanto yo siempre leeré “Winona Forever”.

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.