YA NADIE BAILA CANCIONES LENTAS

YA NADIE BAILA CANCIONES LENTAS

YA NADIE BAILA CANCIONES LENTAS

Empezaba a sonar Sacrifice y sabías que era ahora o nunca. Era el momento de armarse de valor para acercarte a la chica protagonista de tus sueños –a la vez que culpable de tus desvelos– y, con mas vergüenza que coraje, pedirle que bailase contigo esa canción (y las que te dejase). Apurabas el trago de ron con Coca-Cola y allá que te ibas como Francisco Pizarro pero con jersey de Amarras.

Siendo sinceros, y aquí lo somos, este plan no siempre salía bien.
Primero porque el número de noes era muy superior al de síes para casi cualquiera de los mortales. Segundo porque el baile en sí podía suponer un problema para los que tenemos dos pies izquierdos, por mucho que bailar no fuese el fin sino el medio. Y tercero, porque a buen seguro tus amigos iban a hacer todo lo que estuviese en su mano para conseguir que ese momento se convirtiese en algo de todo menos agradable –porque para eso son tus amigos–.

Aquello era un oasis de paz en el desierto del alboroto. Un paréntesis en el horario de tarde de una sesión light en la que se vendía alcohol casi de estraperlo porque «he dejado el DNI en casa y vivo en El Pichón».
Nadie decía nada, a pesar que todos sabían que tu casa estaba a 100 metros de Campus y podías ir a por tu carnet –que atestiguaba que lo más que podías beber era mosto rojo– en menos de cinco minutos. Porque me imagino que cada uno de los camareros, cuando fueron menores, sus excusas habrían usado antes que tú aquella.

 

Pero esto, me temo, es ya parte del pasado como lo fueron los guateques en la boîte.
Ya nadie baila canciones lentas. Ahora se quiere todo pasado por el filtro de un remix que hace que nada baje de los 130 bpm.
Se coge una canción que ya fue éxito y se la pasa por Pro Tools para traerla a la actualidad y adecuarla a los gustos de las nuevas generaciones. Es añadirle un brochazo de azul cielo a El aguador de Sevilla porque está de moda.

Siempre me ha gustado incluir canciones tan lentas como el fuego de la sopa de cocido a mis sesiones. Reconozco que ya no lo hacía para que la gente las bailase agarrados, pero sí para que las sintiese.
¿Quién no me ha escuchado pinchar Temblando? ¿Y Puede ser, cantada a dúo? ¿Y Pienso en aquella tarde, en su versión con David y Dani? Turnedo, Paloma, Vis a vis, Ya verás… Temas con los que conseguía aunar voces, y espero –y deseo– que también personas.
Pero esto ha dejado de suceder porque ya nadie canta canciones lentas.

Me imagino que, como en todo, la inmediatez y el aquí y ahora también se ha llevado por delante la música pausada. La necesidad de hiperestimulación sensorial ha arrasado los medios tiempos a fuerza de aumentar la cadencia del metrónomo. Vengaboys por Sergio Delma. Boom, boom, boom, boom, I want you in my room, pero sin bailar pegados antes.
Tinder mató los amores por correspondencia.

 

De todas formas, si me ves algún día pinchando y quieres bailar una lenta, pídemela. Es más que probable que te conceda el deseo en recuerdo de todos esos bailes que acompañaron nuestra juventud y que nunca más volverán.
Total, me van a decir que ponga algo más animado de todas formas…

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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Comments (2)

  • Elena Reply

    me he transportado a Campus por un momento al leerte… gracias por eso! y sigue pinchando lentas! qué pena estar tan lejos y no podértelas pedir…
    Un besote

    07/03/2024 at 10:45 am
    • Paty Varela Reply

      Elena, te las pongo desde aquí si hace falta. Total sólo nos separan unos miles de kilómetros. ¡Y eso no es nada!
      Muchas gracias.
      ¡¡Un beso!!

      07/03/2024 at 10:50 am

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