DOS AÑOS YA

Dos años ya

DOS AÑOS YA

Dos años ya,  y encima de los largos.
Dos años eternos –como los lunes de enero– que te fuiste, David Gistau.

Y aún así, siempre tan presente. Siempre en boca de muchos y en la cabeza de todos. Referente para varias generaciones pasadas, presentes, y seguro que futuras.

Y es que tu manera de ser, de pensar, de comportarte, de escribir… En definitiva, de vivir fue, es, el anhelo de unos cuantos, entre los que me encuentro.
Decir lo contrario sería mentir, y además llevarme la contraria, dado que más de una vez lo he dejado plasmado aquí.

Viendo hace poco, de nuevo, Anatomía de un Dandy, sobre la vida de Umbral, ahí estabas hablando sobre el que fue uno de tus referentes. Y lo hacías con admiración y respeto, a pesar de no contar ni el pasaje más brillante de su vida, ni el más glamuroso.

Porque en esta vida, independientemente de que estés a favor o en contra de obra, hay que ser siempre respetuoso, y tratar a los demás como quieres que te traten a ti. De nada vale saberse superior, si miras con desdén. De nada vale ser mejor si no lo demuestras con un trato educado de igual a igual. Siempre, estés donde estés, y en las circunstancias en las que te encuentres.

Te vi en el reportaje sobre Don Francisco, pero también te sigo buscando en programas antiguos de Cowboys de medianoche, que es esa enciclopedia de vida que no viene encuadernada. Me encanta oírte hablar pensando que es otro más de esos falsos directos de los que tanto presumen Herrero y Garci (y Torres-Dulce, y el Bardo, y Chencho, y…). Hablas de películas, de libros, de comics, de planes de fin de semana algunos solo, pero casi siempre con tu querida familia. Y yo tomo nota, porque hay que aprender de los que saben.

Cada vez que pongo COPE, y escucho cualquier noticia, pienso “¿Qué habría opinado de esto Gistau?”.
De hecho, tardé bastante en acostumbrarme a no oír tu voz en antena. Y aún ahora, algunos días escucho con más atención, por si “Herrera, Carlos” te da paso y no me entero.

Porque no me negarás, querido David, que si en cualquier momento era mala tu marcha, periodísticamente hablando, te fuiste en el peor de todos.
Anda que no te lo hubieses pasado bien comentado todas las catastróficas desdichas que nos asolan desde tu marcha. El gobierno, y la oposición, habrían caído bajo tu duro, y justo, yugo día tras día. Porque parece que han aprovechado tu marcha para hacer mal las cosas sabiendo que no les ibas a cantar las cuarenta a todos.

Y así pasan los días. Unos mejores que otros. Pero con la certeza de que estás presente en el corazón de los que te apreciamos, mucho como periodista, pero más como persona.
La prueba es que no hay más que oír como aún a día de hoy, en el mundo de la inmediatez y de la caída constante de ídolos fugaces, son muchas las voces autorizadas que pronuncian con devoción tu nombre.

Y esto, David Gistau, es lo que hace a una persona eterna.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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