MADRID – NUEVA YORK

MADRID - NUEVA YORK

MADRID – NUEVA YORK

17 kilómetros se han hecho hoy mis zapatos. Por supuesto, conmigo dentro.
Kilómetros hechos sobre las aceras de Madrid a donde me he acercado a colonizar sus calles que aún no conozco, y así creerme Hernán Cortés.

Realmente tenía que visitar a un cliente, pero ya que estaba he guardado en la mochila, junto al ordenador, la cámara de fotos. Ya no hay que llevar alabardas y cuentas de vidrio para conquistar un territorio.
Ninguna reunión puede durar tanto como para no poder irme después a buscar y captar la interacción de la gente con su entorno. Del entorno con ellos. Como dicen los cursis «tomar el pulso a la ciudad».
Es lo bueno de este tipo de planes. Se pueden hacer simplemente teniendo ganas (y un calzado cómodo).

Miento, también hay que tener tiempo. Lo que es, muchas veces, lo más complicado de conseguir.
Soy un privilegiado, y mi vida de autónomo me lo permite.
Nunca seré rico, pero soy feliz. Doy gracias a Dios por ello.

Aunque en este mundo idílico que relato hay un problema que me puede llevar a la frustración. Y es que no me conformo con hacer fotos a la Cibeles, al Palacio de Cristal, o a la Puerta de Alcalá (que en obras tiene más gracia, por cierto). Quiero ser Steve McCurry, y eso no es fácil.
Así que revisando las que he hecho, ninguna merece la pena. No dicen nada. No tienen ni gracia ni pena. Son postales.
Va a haber que volver. Quizá a otras horas, a otros lugares. Quizá con otra música en los auriculares.

Porque una cosa os digo, lo que vayas escuchando, influye.

Al principio me ponía los podcasts de Hotel Jorge Juan o Cowboys de medianoche cuando salía a hacer fotos.
Me entretenía infinitamente, pero hacía unas fotos horribles. Demasiado concentrado en lo que me estaban contando como para prestar la atención suficiente de mi alrededor a través del visor híbrido de mi cámara.
Por lo tanto probé con música.

Ahora mejor. Aunque siempre con un pero.
La música acompaña un estado de ánimo. Pero también lo provoca. Así que mucho cuidado con lo que escuchas, porque la cámara será el canalizador de lo que estés sintiendo en el momento de escuchar una determinada canción. Y no siempre van a coincidir ese sentimiento con lo que haya en derredor tuyo.
Busca el equilibrio. O bien cambiando de música, o bien moviendo tu culo hacia otro lugar. Madrid es grande, y nunca te van a faltar focos de interés.

Y es que es una gran capital mundial, para quién le guste lo cosmopolita. Su oferta de ocio es casi impecable. La gastronómica, a pesar que vivo a base de bravas y cañas, creo que no se queda corta. Su arquitectura, sus parques, sus gentes… han deslumbrado (e inspirado) a los más grandes artistas. Y va a más.
Descubrirla de manera profunda es algo que estoy seguro que no se consigue ni en una vida. Y más aún teniendo en cuenta lo cambiante que es. Si alguna vez lo consigues, estoy seguro que se puedes volver a empezar, porque algo nuevo habrá surgido (o incluso algo antiguo ya no estará, y habrá que acercarse a rendirle pleitesía).
Si eres amante de las cosas raras, «apuesto pincho de tortilla y caña», que allí se encuentra. Y si no está, no hay mejor lugar para volverse emprendedor y lanzarlo tu mismo.
Sus mujeres son bellas y andan a cámara lenta.

Si Madrid estuviese a una distancia que no su pudiese cubrir en un par de horas en coche, querríamos ir de manera constante. Pero como está al lado, parece que no le damos importancia.
Es como si viviese en Nueva Jersey y no le diese importancia a Nueva York, sólo por tenerla cerca, a pesar de que su fuerza centrípeta sería igual de potente.

Así que como vivo en Valladolid, no voy a cometer ese error. E iré a Madrid siempre que me apetezca, aunque pudiese parecer mucho.
Y es que Madrid me fascina, por qué no decirlo, casi lo mismo que la Gran Manzana. Y lo tengo a una hora de tren.

 

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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Comments (2)

  • Palo Reply

    Qué te voy a contar yo sobre Madrid y sus paseos (sobre todo ahora, en Primavera). Me alegro de que hayas disfrutado de mi ciudad adoptiva, estos dos, las tardes están siendo una maravilla! Y la luz del atardecer en Madrid es magia, pero lo dicho, qué le voy a contar yo de luces a un fotógrafo como tú!

    20/04/2023 at 10:25 am
    • Paty Varela Reply

      Siempre que paseo, pienso, «¿Me encontraré con la ídola?».
      Y estoy seguro que un día ocurrirá. Que la sangre gallega tira, y al fin y al cabo, la mitad de la mía es lucense.
      La luz del martes, por la hora, era muy fuerte y no es buena. Pero en el fondo deseaba que fuese así, para tener que volver otro día a buscar la del amanecer y la del atardecer.

      20/04/2023 at 11:21 am

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