MIS CANCIONES: AMOR DE VERANO

MIS CANCIONES: AMOR DE VERANO

MIS CANCIONES: AMOR DE VERANO

“El final del verano llegó… Y tú partirás”

Amores de verano nacidos en los albores de julio, y finados con la llegada de las tardes nubladas de últimos de agosto. Esas que tiñeron de gris su mirada –y que anunciaban la cercanía del otoño, mucho antes de la caída de la hoja–, mientras se alejaba con una sonrisa que quería esconder la pena de un adiós. Un adiós que a la vez albergaba la esperanza de que se convirtiera sólo en un hasta luego.

Lo bueno, aunque pudiese parecer lo contrario, es que un amor de verano se empieza a disfrutar realmente desde ese mismo momento en que se convierte en parte de un ayer recién estrenado. Con el calor de la piel ajena todavía candente en la nuestra propia.
Porque desde ese instante se empieza a apreciar  la intensidad con la que se vivió algo que surgió a partir del chispazo que produce el amor a primera vista. Y que confirmó el escalofrío provocado por el primer beso.
¿Todavía existe ese amor de verano al que cantaba el Dúo Dinámico?

Me lo imagino, además, como un primer amor, tímido, cándido, temeroso… Y a la vez excitante por la nueva aventura que el transcurso natural de la vida nos brinda. Un nuevo paso en el continuo aprendizaje que el ser humano debe cursar.
Me lo imagino vivido durante las vacaciones de una familia cualquiera de los ’80 en la Costa del Sol –pongamos que Nerja–. Entre chicos llamados Pancho –o Javi–, enamorados de chicas llamadas Beatriz…

Y es que, aunque dependiendo de la generación a la que pertenezcas esta canción será para ti unas cosas u otras, para mí en particular, Amor de verano siempre será la banda sonora del final de “Verano Azul”.

No hay vez que la escuche que no me traiga a la memoria imágenes y recuerdos que yo mismo viví al tiempo que los protagonistas de la mítica serie de ese genio que fue Antonio Mercero (uno de los que siempre pienso que, de haber sido norteamericano, inglés o francés, habría sido un estrella internacional).
Ya fuesen correrías infantiles mientras tuve la edad de Tito o El Piraña. O bien aventuras adolescentes, cuando me hice “mayor”, como Pancho o Javi, buscando a mi propia Bea –montado en un caballo blanco o en un bicicleta BH– con mejores o peores resultados, pero siempre con la ilusión de vivir mi propio amor de verano.

Aunque mi romanticismo congénito le puede quitar valor a lo que voy a decir, un buen amor de verano debe durar para siempre, por mucho que haya sido fugaz.
Y es que ¿a quién no le gusta preservar en la memoria las cosas buenas que le han sucedido en la vida?

Pues los amores de verano son una de esas cosas.
Tanto si sólo fue uno, como si año tras año buscaste la perfección por repetición.
Porque tú, al igual que yo, siempre lo recordarás. Además, con esa claridad ficticia que ha bruñido el tiempo, y que le ha hecho parecer perfecto.

En los últimos años del S. XX y los primeros del S.XXI a los amores de verano se les cambió el nombre y ya nunca más volvieron a ser lo mismo.
A pesar de ello, nunca olvidarás esa mirada alejarse poco a poco, mientras tú ya empezabas a sentir tristeza.
Y el Dúo Dinámico siempre estará ahí para acompañar ese adiós.

 

Besos para ellas y un abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

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