PRESIDENTE SUPLENTE
Para «la fiesta de la democracia» del próximo domingo me han dado mejores localidades que al resto. Voy a ser presidente de mesa.
Eso sí, suplente.
Por supuesto me he llevado una gran alegría por ello. Saltos de alegría al ver mi nombre reflejado en esa papeleta que me entregaron mediante correo certificado. Algarabía en mi casa, con fanfarria incluida, al sentirme parte del sistema.
Me comentan, los que saben, que mi jornada se prolongará desde las 8 de la mañana hasta pasadas las 12 de la noche, tras depositar los resultados resultantes del conteo en la delegación. Dieciséis horas de placer continuado, que no tengo intención de compartir con nadie. Un atraso las jornadas de ocho horas, está claro.
Que se fastidien todos aquellos que no tienen nada que hacer de lunes a sábado, y que reciben una prestación social por ello. Ya me voy a hacer todas las horas del tirón por ellos, en vez de quedarme en casa descansando. No hay necesidad.
Total, el lunes, como soy autónomo, puedo perder un día de facturación en caso de estar hecho unos zorros tras las dos jornadas laborales que voy a hacer seguidas, en un mismo día.
Y es que, ¿por qué dividir el trabajo entre dos, pudiéndolo hacer uno solo? ¿Qué necesidad hay que llamar a alguien más, para así aliviar un poco la carga?
¿Quién quiere semanas laborables de cuatro días, pudiendo hacer jornadas de dieciséis horas en pos de la democracia?
Seguro que me lo han asignado a mí, entre otros, porque pedir voluntarios es signo de opresión. Estoy seguro que no hay nadie que quiera hacerlo para sentirse útil o porque está, simplemente, solo y agradece compañía.
Además, ésta es una labor que requiere grandes conocimientos técnicos para su ejecución. De ahí que no pueda ir cualquiera. Honrado me siento porque se me considere una persona con conocimientos avanzados en el manejo de la regla y el rotulador fosforito.
Así que nada, el domingo 28, a las 8:00h., estaré esperando a que el presidente primero haya decidido alegar que tenía un viaje inexcusable que le ha impedido ejercer con su obligación, para poder tomar su puesto al frente de la mesa electoral.
Aunque bueno, me imagino que su ansia por asistir será igual o mayor que la mía, y no creo que caiga esa breva.
¡Una pena!
¡¡FELIZ FIESTA DE LA DEMOCRACIA!!
Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.
P.D.: por supuesto, y fuera de toda ironía, es mi obligación hacerlo y lo haré. Pero denle una vuelta al sistema, que no estaría mal.
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Apoyo tu moción!
¡Palo Presidente!