SÓLO LE DOY LAS GRACIAS POR CEDERNOS EL PASO

SÓLO LE DOY LAS GRACIAS POR CEDERNOS EL PASO

SÓLO LE DOY LAS GRACIAS POR CEDERNOS EL PASO

– ¿La conoces?
– No. Sólo le doy las gracias por cedernos el paso

Así comienza, más o menos, este anuncio.

Y me encanta lo que dice, porque soy muy fan de dar las gracias a los conductores cuando cruzo la calle, por mucho que sea su obligación cederme el paso. Es algo que me enseñó a hacer mi padre desde muy pequeño, y lo hago de manera casi instintiva.
Porque, efectivamente puede que sea obligación del conductor darnos prioridad a los peatones. Pero a mí no me cuesta nada agradecer ese gesto.
Y como éste, otros tantos que a día de hoy están en completo desuso.

Sí, soy de los que cede el paso a las mujeres. Pero también se lo cedo a los hombres. Es un simple gesto de educación y respeto. No hay que buscarle tres pies al gato
Doy los buenos días cuando me cruzo con alguien en el portal. Doy las gracias, y pido las cosas por favor. Y si puedo, todo esto lo hago con una sonrisa en la boca.

Lo hago porque, primero y como he dicho antes, no cuesta nada. Y segundo, porque así se consiguen muchísimas más cosas de las que parecen. Hacedme caso (por más que algunos se empeñen en querer demostrarme lo contrario).
Ser una persona educada, comedida, con buenas maneras, es la forma más digna que existe de ganarse el respeto de la gente.

Con esto no digo que haya que ser siempre un pasmado y sonreír aunque te estén apuñalando. Cuando uno tiene que ponerse serio, se pone.
Además, hacerlo únicamente cuando la situación lo requiere, confiere más autoridad e importancia al gesto, por aquello de la peculiaridad de la acción. Si el cometa Halley se viese todos los años, nadie le prestaría atención, ¿verdad?

Pues yo lo hago siempre“, diréis muchos. Estupendo entonces si así es.
Pero también os digo que no es muy habitual verlo, y estoy gran parte del día cara al público.
No sé si es por falta de educación, por falta de costumbre, o simplemente porque alguno crea que así pierde categoría y superioridad. El “Lo que yo digo se hace, y punto” que había perdido vigencia hace tiempo, parece que se está volviendo a instaurar en una sociedad en la que muchos piden derechos, pero no están dispuestos a asumir las obligaciones que eso conlleva.

Que me digan a menudo “Da gusto tratar con gente como tú. Ya quedáis pocos” es algo que por un lado me enorgullece, pero que por otro me da mucha pena porque parece ser que se ha convertido en particular algo que tendría que ser cotidiano.
Qué lastima…

Así que desde esta pequeña tribuna que me he montado, os invito a todos a dar las gracias cuando alguien os ceda el paso, a dar los buenos días cuando vayáis a comprar el pan (e incluso, los más valientes, a desear un feliz día según os vais), o pedir por favor que os pasen ese mismo pan comprado previamente, si lo estáis comiendo con alguien en una misma mesa.
Porque todos estos pequeños gestos imprimen carácter y consiguen que seamos mejores personas. ¡Palabra!

 

Besos para ellas y una abrazo para los demás.
Se os quiere y lo sabéis.

 

P.D.: con esto no quiero decir que sea perfecto, porque por supuesto yo también hago cosas mal que se me podrían reprochar, dado que soy humano.

(Visto 1.360 veces)

Comparte este post

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MÁS COLUMNAS