¡QUÉ DEMONIOS!
Os voy a contar una historia. Anoche, después de trabajar, me apetecía tomar algo, pero no encontré con quién. Así que me fui a casa, no sin cierta pesadumbre. Fue entrar por la puerta, y pensé: – ¡Qué demonios! Si me quiero tomar algo, me voy a tomar algo, con o sin compañía. Así que volví a abrir la...