TREINTA Y SIETE AÑOS DESPUÉS
Treinta y siete años no se pueden condensar en un día, por mucho que pareciese que todo ese tiempo no había pasado, y que no hiciesen falta más que unos segundos para sentirnos cómodos los unos con los otros. Eran muchos años para tan pocas horas. La llegaba a La Granjilla fue extraña. Aquellos alrededores no eran...