No creo que la apertura de la cámara mortuoria de Ramses II produjese tanta emoción como la que tuve yo al descubrir que unas cajas con cassettes antiguas mías –que pensé que en su momento se habían ido al pozo del olvido que es un contenedor de basura–, en realidad estaban en poder de mi...
Ya tenía todo preparado. Los últimos cables me habían llegado por la mañana, pero no quería empezar todo deprisa y corriendo porque tenía cosas más importantes que hacer. Y siempre antes la obligación que la devoción. Ya llegaría la tarde, y dispondría de más tiempo para preparar las cosas bien, como merecía la ocasión. Son las 18:00, pulso...
Llamadme loco, porque quizá lo esté. Pero acompañadlo de feliz, porque así es como me siento. Ayer, en otro ataque de añoranza, decidí embarcarme en la búsqueda de cassettes. Sí, sí, de esas que rebobinábamos con un boli –para no gastar las pilas del walkman–. Y que las buenas buenas eran las de 'metal'. Esas son los que me puse...
