EL ABISINIO
El 20 de mayo de 1984, por si no lo sabían, tomé mi primera comunión. Recuerdo que me regalaron la nave de Darth Vader, un reloj Casio –sin melodías– y sobre todo una cosa que me hizo muchísima ilusión: las llaves de casa. Eso significaba que podría volver solo del Sanjo, dado que me permitiría abrir la...